Él,
él quiere que lo haga; quiere que corte una tela que separa dos
mundos. Me obligará a hacerlo, lo intenta desde dentro; me amenaza,
me intimida.
Sé
que no debo hacerlo, esos universos no deben tocarse jamás, ni
tampoco debo perderlos; pero él, él siempre está ahí.
"Corta
la tela, sólo un corte pequeño; el resto es cosa mía"
Le
dije que no lo haría, me dijo que volvería de nuevo, que no le
perdería de vista hasta que cortara la tela. Y volvió.....siempre
cumple, siempre vuelve.
Cada
vez con más fuerza, cada vez debilita más; su tranquilo
comportamiento se torna más hostil con cada visita.
Un
día vino sin su arma, un día vino..... y me abrazó.
Lloraba....gemía.....¿qué es lo que le pasaba? Otra vez me lo
pidió, más débil, abatido; afirmaba que se estaba muriendo.
"Corta
la tela......córtala, por favor......sólo un poco, el resto puedo
hacerlo yo"
Pregunté
qué era lo que le hacía tanto daño; él no dijo nada, sólo me
abrazó, y siguió llorando en silencio apegado a mí, como si
temiera desaparecer si me soltaba. Como si mi calor necesitara...para
vivir.
Cuando
una lágrima se me escapó, la tomó, mojando los dedos índice y
pulgar, y pintó mis labios con ella.
"Ahora....ahora
te veo mejor. Pero esto no será tu salvación......Volveré, y esa
vez tendrás más compasión"
Esperé
junto a la tela, pero no cumplió. Pasaron varios días, él nunca
apareció; mi corazón aliviado pensó que jamás volvería a tener
miedo, que no debía temer por su reto. Pero otro lado me advertía,
coge un arma y prepara lo peor......
Semanas
después, esperando junto a la tela, finalmente apareció. Pero no
estaba solo.
Ya
no había lágrimas en su interior, su arma lucía con un intenso
resplandor, y en mitad de la noche se acercó melodioso con rostro
sereno....no, lleno de dicha.
"Hoy
es el día, hoy abrirás tu corazón. Me dejaste solo cuando necesité
tu apoyo, ahora te enfrentarás a lo peor; pero antes, pregunto, ¿me
harías el favor?....."
Apuntando
a la frente, arma en ristre, volví a decirle que no; es mi tela, mis sueños, mi mundo. No buscaba su perdón, más bien quería ofrecerle
mi disculpa por haberle fallado en aquella ocasión, pero él,
riendo, apartó con cuidado aquello que me protegía y, siempre
pegado a mi oído, me dirigió unas "dulces" palabras.
"Me
fallaste....heriste al paladín, negaste lo único que pedía; algo
para conseguir un mañana mejor. Yo te idolatraba, pero tú me
rechazaste.......corriendo hasta tus brazos, en medio de mi angustia
personal, arrastrado en el suelo y retorcido de dolor, busqué
consuelo en tu esencia.....pero hiciste caso omiso"
Al
intentar excusarme, los labios que separé para hablar se juntaron de
nuevo sellados en su centro.
"Lo
dije, te lo advertí...me estoy muriendo en tu interior; aquellos a
quienes amas te apartan de mí. Crédulo, cándido, inocente, pensé
que por estar aquí dentro era importante para ti; tú me diste la
mano una vez, la misma mano que ahora rehúsa ayudarme. Irónico,
¿cómo me he ganado semejante humillación? Acudes a mí cuando
nadie de fuera te necesita...pues eso se acabó"
Se
apartó, mostrando orgulloso una hueste oscura tras de sí; no sólo
formada por mis peores pesadillas, también mis amigos estaban allí.
El cuerpo flaqueó, serios y firmes; todos los elementos se habían
reunido para darme una "lección". Aquellos que una vez me
acompañaron se tornaban ahora confusos y preocupados al enfrentarse
a dicha situación, pero firmes en su convicción: la vida tras la
muerte.
"Busca,
pide, implora ayuda en el exterior, pues ahora en soledad te
enfrentarás a lo peor; por haberles fallado...por haberme
fallado.....ahora tú llorarás suplicando perdón"
Elyan
Ibáñez
No hay comentarios:
Publicar un comentario