Unos minutos después, parecía que su compañero de celda estaba
algo mejor, al menos de conciencia; pero se estaba examinando los brazos con
evidente preocupación.
- Han.....experimentado conmigo...... - dijo con un tono de
ansiedad en su voz y sin parar de observar las heridas - ¿Me habrán metido algo
en el cuerpo?
Jak también estaba algo preocupado y se acercó a él para tratar de
tranquilizarle antes de que hiciera alguna locura, pues se le veía bastante
asustado; por suerte él reaccionó rápidamente moviendo la cabeza como si
estuviera apartando algún mal pensamiento y comenzó a intentar levantarse de la
cama. Jak se ofreció para ayudarle y a él no pareció importarle que lo hiciera;
la fuerza con que Sefirot le sujetaba el brazo para apoyarse hacía de notar el
esfuerzo que estaba poniendo para mantener el equilibrio.
Una vez de pie, Sefirot se acercó a la máquina curioso, observaba
cada milímetro de ésta como tratando de averiguar algo. Jak preguntó:
- ¿Sabes lo que son esas cosas?
- Esto.....es suero – dijo señalando la vía, que ahora colgaba
inerte derramando las gotas del líquido en el suelo – pero esto.......no sé qué
puede ser.
Cogió la máscara y la examinó de la misma forma que había hecho
con la máquina a la que estaba conectada; viendo que no conseguía descubrir
nada, pulsó el botón para encenderla y se la pegó a la nariz para sorpresa de
Jak. Segundos después tuvo que desconectarla rápidamente mientras tosía debido
al gas que había inhalado, parecía tan tóxico que le costó unos minutos
normalizar su respiración.
- Eso ha sido un poco....temerario, ¿no crees? - comentó Jak
cuando su compañero de celda se hubo recuperado.
- Demasiado, me temo – contestó él mirando a su alrededor, poco
tardó en descubrir que su traje estaba allí colgado y, tan pronto como lo vio,
comenzó a ponérselo. No quería llevar esa bata de enfermo ni un segundo más; el
olor que despedía le hacía pensar en cuchillos, sedante y mucha sangre.
- ¿Has intentado abrir la puerta? - preguntó Sefirot una vez hubo
terminado de vestirse.
Ante la negativa de Jak, éste se acercó despacio y la examinó
escrupulosamente; parecía tan analítico en todo lo que hacía que Jak se sintió
como un novato, ¡rastrear era cosa suya! Vio que acercaba la cabeza a la
barrera traslúcida que había entre reja y reja, como tratando de oír algo más a
parte de aquellos rugidos que venían de todas partes; segundos después, alargó
la mano y trató de tocarla.
- ¿Qué haces? ¡Te puedes hacer daño! - Jak se acercó a Sefirot
pero no llegó a tiempo de evitar que su mano tocara la
pantalla....¿atravesándola? - Pero...¿qué....?
Aunque
Sefirot consiguió sacar la mano fuera sin problemas, pronto acabó retirándola y
comprobó que se le había quedado dormida.
- Supongo que es lo mejor que podía pasar......- luego miró a Jak,
que permanecía perplejo ante la forma de actuar de su acompañante - ¿Puedes
darme una daga?
Jak reaccionó rápido y se la pasó intuyendo lo que pretendía
hacer; el metal atravesó limpiamente la barrera sin sufrir ningún deterioro, lo
cual era un alivio porque ya tenían una herramienta que usar para escapar de
allí.
- Bueno, adelante – dijo Jak a la espera de que Sefirot empuñara
su arma para abrir la celda de enfrente.
Cuando fue a devolverle sus dagas, un punzante dolor recorrió sus
brazos y se arrodilló en el suelo mientras se los abrazaba sufriendo en
silencio. Jak se acercó preocupado pero Sefirot le insistió en que le dejara y
continuara él con lo que tenía pensado.
- No pierdas tiempo conmigo o no saldremos nunca – dijo entre
quejidos. Jak pudo notar una nota de ansiedad en sus palabras y no le
extrañaba, ha debido pasarlo realmente mal allí encerrado – Si
consigues......abrir la puerta.....podrás pasarle las dagas por el suelo para
que las coja y se libere......
- ¿Y por qué no se las tiro directamente? ¿No sería más fácil? -
preguntó Jak.
- Podrías herirle si fallas......- respondió él; realmente parecía
bastante razonable, por lo que Jak decidió fiarse de su criterio.
Utilizado las dos manos, Jak cogió con esfuerzo a Masamune, que
aún estaba apoyada en la cama, y la acercó hacia las rejas de la celda; no le
hizo falta calcular para saber que su filo llegaría perfectamente al agujero de
la cerradura que aprisionaba a N, es lo que tiene poseer una katana de 2 metros
y medio de largo.
Mientras Sefirot esperaba apoyado en la pared recobrando fuerzas,
Jak trataba de ser lo más cuidadoso posible con la cerradura, pero su suerte le
traicionó y más que abrirla acabó destrozándola por completo debido a la fuerza
que tenía que hacer simplemente para mantener la katana erguida.
- ¿Cómo narices puedes usar este trasto tan tranquilamente? -
preguntó Jak entrando la katana en la celda y dejándola en el suelo – Me he
cargado la cerradura......
- No te preocupes Jak, seguro que hay otro modo de abrir las
celdas – le animó N, que hasta ahora había estado contemplándolo todo en
silencio.
Tras esto, Jak usó el método más bárbaro que conocía ya que no
tenía ganas de pensar otra manera de abrir su prisión: levantó la pierna y
propinó una fuerte patada a la puerta. Pero por desgracia lo único que pudo
conseguir fue agravar un poco el dolor de cabeza que sufría Sefirot en
silencio, quien arrugó el gesto tras oír el desagradable golpe.
- Pero, ¿de
qué material están hechas? ¡Por pocas me rompo el pie! - luego dirigió la vista
hacia su compañero, percatándose del escándalo que había montado - Lo siento
tío, pero no se me ocurría nada mejor.
Sefirot soltó un largo suspiro y se acercó para probar suerte; si
no se podía tirar la puerta abajo al menos podrían intentar producir un
cortocircuito utilizando magia, los espacios entre barrotes eran lo
suficientemente grandes como para que cupiera una persona, tenía que funcionar.
Inspiró profundamente tratando de llamar la magia de su interior,
estaba un poco asustado ya que no sabía exactamente lo que habían hecho con él
dentro del laboratorio del que venía; por suerte pudo notar el flujo de la
magia corriendo por su cuerpo en pocos segundos, lo que le tranquilizó al
instante.
Cuando acercó las manos a la pantalla, ésta se fue congelando poco
a poco, expandiéndose a ambos lados sin dejar ningún hueco posible; en cuestión
de segundos todo se había quedado congelado y el frío le estaba sentando bien
ya que le despejaba la mente. Justo iba a conjurar un hechizo ígneo, cuando la
mano de Jak sujetó su brazo y le paró de golpe.
- Deja que ahora me encargue yo, tú estás débil – dijo exhibiendo
sus colmillos mientras sonreía.
Él asintió y se hizo a un lado mientras Jak creaba una bola de
fuego del tamaño de una pelota de fútbol, la magia impactó en el hielo
derritiéndolo en cuestión de segundos y el agua resultante provocó que saltaran
chispas dando a entender que su pequeño plan improvisado había funcionado con
éxito.
- ¡Por fin algo de suerte! – la euforia que invadía a Jak era tal
que esta vez sí pudo derribar la puerta de enfrente usando la misma técnica; N
se echó atrás justo a tiempo para que la puerta no le aplastara.
Seguidamente sacó una daga y se acercó a su compañero para
deshacerse de los grilletes; realmente no se le daban bien las cosas delicadas,
pues tras estar intentándolo un rato sólo consiguió quitarle la de los pies.
- ¿Puedo? - preguntó N al ver la frustración de Jak; éste le pasó
la daga rendido. En cuestión de segundos se había librado de las cadenas –
Gracias Jak.
- Vaya, se te da bastante bien por lo que veo – dijo Jak
impresionado ante la maña que había demostrado – Bueno, habrá que liberar al
resto, ¿no?
- ¿Estás seguro de querer hacerlo, Jak? - contestó él algo
preocupado – Conozco a algunas bestias, vine del Distrito de las Bestias para
salvarlas del yugo de CIPHER, y te puedo asegurar que no parecen los mismos.
¿Oyes cómo rugen?
- Espera, espera, ¿vienes del Distrito de las Bestias? - dijo Jak
sorprendido – ¡Ah, claro! Si estás aquí es por eso mismo. ¡Primoooo!
Un efusivo
abrazo por parte de Jak levantó a N unos centímetros del suelo, dejando
sorprendidos tanto a él como a Sefirot, que contempló la escena con un deje de
extrañeza; ¿era éste el momento adecuado para tal muestra de cariño? Pero
bueno, él no entiende de bestias, aunque N parece muy normalito a simple vista
para decir que viene de ese Distrito; podría perfectamente encajar como un
habitante del Distrito Tecnológico.
Cuando le hubo soltado en el suelo, Jak se acercó a paso ligero a
la celda que estaba al fondo del pasillo y observó curioso la reacción de las
bestias que estaban dentro; a pesar de ser él también una bestia, éstas no le
reconocieron como igual y siguieron gruñendo con la misma intensidad. Lo
curioso era que no se atacaban entre ellas, era como si sólo vieran a quienes
les estaban observando al otro lado de la barrera.
- ¿Qué hacemos? No puedo continuar viéndoles en ese estado – dijo
Jak claramente preocupado.
- Jak, si los soltáramos probablemente se lanzarían contra
nosotros, ni siquiera yo consigo calmarles – comentó N – Además, tendríamos que
ir pensando en cómo salir de aquí, seguramente detrás de esa puerta hay varios
soldados montando guardia.....¿podrían ellos ayudarnos a escapar?
- ¡Ya sé por dónde vas! Uno de nosotros abre la puerta principal
mientras otro abre las celdas de las bestias – resumió Jak, era como si le
hubiera leído la mente a su nuevo amigo – Pero....¿quien es el encargado de
abrir las puertas? Por desgracia no se me da muy bien eso de abrir cerraduras.
- Yo podría abrir la puerta principal, pero tienes que asegurarte
de que tumbas al primer golpe la puerta que encierra a las bestias – dijo N
tras pensarlo un rato - ¿No puede Sefirot ayudarnos?
Ambos se quedaron mirándole y dedujeron que en el estado en que se
encontraba aún no podría hacer mucho más que lo que estaba haciendo: su postura
les indicaba que estaba sufriendo dolor de cabeza y su cuerpo se apoyaba
parcialmente en una pared. Aunque lo que más alarmó a Jak fue ver que del brazo
que estaba junto a la pared resbalaba de vez en cuando alguna que otra gota
negra; ¿estaría enfermo?
- No N, es mejor dejarle por ahora hasta que se recupere –
concluyó la bestia – Mira, mejor encárgate tú de abrir la puerta principal, te
prometo que echaré abajo la mía antes de que te des cuenta.
- Creo que Sefirot debería meterse otra vez en la prisión en la
que estabais, no creo que estas bestias sean tan minuciosas de inspeccionar
todo el lugar antes de salir por la puerta principal teniendo en cuenta su
estado; de esa forma evitaremos que le hieran.
- Chico listo – comentó Jak – Sefirot, será mejor que te escondas,
esto se va a poner muy movidito y tú estás algo inválido para ayudarnos.
Él abrió los ojos y le lanzó una mirada de desaprobación; no le
gustó nada que usara ese tipo de palabra para describir su estado, sólo estaba
algo débil, no era nada importante y confiaba en que se le pasaría pronto. No
iba a tolerar un trato semejante, él no era un enfermo.
- Lo siento tío, pero estarás conmigo en que no te encuentras en
tu mejor momento – aclaró él ante la respuesta de Sefirot – Sé que eres fuerte,
es decir, puedo notarlo, cosas de bestias; pero ahora deberías hacernos caso.
Sefirot volvió a cerrar los ojos, esta vez fuertemente, como
tratando de reprimir algo en su interior y se obligó a sí mismo a moverse para
ocultarse de la vista de Jak y N, que volvieron a murmurar comentando lo que
harían a continuación; le dolía la cabeza, eso estaba claro, pero había algo
más, algo que no paraba de atormentarle.
Usó todas las fuerzas de las que disponía para tratar de ignorarlo
mientras esperaba sentado en la cama a que sus compañeros comenzaran con el
plan; una ira inesperada estaba comenzando a apoderarse de él, de modo que
cogió a Masamune y apretó fuerte el mango para descargarse mientras respiraba
lentamente, tratando de calmarse a sí mismo. Funcionó algo más de lo que
esperaba, pero quizás no lo suficiente.
N se aproximó a la puerta principal portando una de las afiladas
dagas de la noble bestia y, mirando a Jak para comprobar que estaba en
posición, comenzó a manipular la cerradura lentamente; en el momento en que oyó
un “click”, hizo un gesto con la mano para que su amigo pusiera en marcha la
segunda parte del plan.
El hecho de mirar el estado en el que se encontraban sus “primos”
motivó aún más a Jak, tenía que ayudarles, tenía que sacarles de allí como
fuera; acumuló toda la rabia que estaba sintiendo y la usó para propinar uno de
sus mejores golpes. La puerta no lo soportó y cayó al suelo partida en 2
mientras las bestias aprisionadas salían despavoridas gruñendo con más
intensidad si cabe.
En cuanto las vio aproximarse, N abrió de golpe la puerta
principal y se escondió tras ella para evitar el envite de sus compañeros, que
por suerte pasaron de largo si siquiera detenerse a mirar en el resto de
celdas. Jak hizo lo propio con las puertas que quedaban y, en pocos segundos,
una manada furiosa corría imparable por los pasillos del piso. Por precaución,
N cerró de nuevo la puerta hasta que pasara todo el revuelo, pues la furia de
aquellos animales era tal que podrían haberlos despedazado si reparaban en
ellos y ni N ni Jak querían tener que hacerles daño para defenderse de sus
ataques.
Pegado aún a la puerta, N pudo oír con claridad los gritos de los
soldados y algún que otro disparo; cerró los ojos ante las horribles imágenes
que surcaban su mente sobre lo que posiblemente estaría ocurriendo al otro
lado.
- No te preocupes – dijo Jak poniendo una mano en el hombro del
muchacho, que se veía algo preocupado por la suerte que estaban corriendo las
personas de allí fuera – Tienen lo que se merecen N.
- Puede ser, pero.....es triste pensar que ellos simplemente
estaban cumpliendo órdenes – aclaró él – Ahora están sufriendo la furia de
criaturas a las que ellos no han dañado......perderán los recuerdos por culpa
de un solo hombre......
Jak agachó
la cabeza pensando en lo que acababa de decir su amigo; durante el tiempo que
había estado esperando a que Sefirot se recuperase, N le había hablado sobre la
regla del retorno: la muerte no era definitiva, pero la resurrección se cobrara
allí los recuerdos del fallecido. De modo que, a parte de sufrir la ira de las
bestias, se levantarían minutos después sin saber siquiera qué hacer o a dónde
dirigirse.
- ¿Qué es más importante para ti? - preguntó Sefirot de repente,
Jak se giró para mirarle y pudo notar cierta tensión en sus ojos – ¿Que todo da
igual porque resucitarán de nuevo.....o la importancia de los recuerdos que
jamás podrán recuperar tal y como estaban?.......
Tal cuestión dejó con la duda unos minutos a Jak, realmente el que
creó aquella ley quería jugar con la forma de pensar de las personas; aunque la
muerte no era eterna Jak pensó seriamente sobre la importancia de los
recuerdos. A pesar de que aquellos soldados eran completos desconocidos para
él, ellos también tenían inquietudes, ansiedades, deseos, aficiones, sueños,
temores; ellos también eran personas y sus recuerdos pueden ser.....no, son tan
importantes como los suyos propios, los de N o los de Sefirot.
Cuando hubo hallado la respuesta en el interior de su corazón, se
puso frente a Sefirot y clavó la mirada en sus felinos ojos verdes mientras
resolvía el enigma planteado por éste.
- Los recuerdos.......y no digo esto para parecer noble o por
miedo a que me juzguen mal si dijera lo contrario; lo digo porque sé lo que se
siente cuando se pierden.......porque yo los he perdido como todos vosotros. Sé
lo que duele tratar de echar mano a algo que antes existió pero que ya no
existe......algo que jamás volverá a sentirse igual aunque lo acabe recordando,
porque ya formará parte del pasado y no de mi presente actual.
Sefirot cerró los ojos complacido ante la respuesta de la bestia y
N esbozó una sonrisa tras oír las palabras que acababa de pronunciar “Es
noble......como todas las bestias”.
Cuando dejaron de oír ruidos, procedieron a abrir la puerta con
sumo cuidado; el cristal enmarcado en ella estaba ahora manchado de sangre y un
fuerte olor impregnaba el silencioso pasillo......el olor de la muerte, que
decoraba las paredes y el suelo de un brillante color escarlata.
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