miércoles, 8 de junio de 2016

CAPÍTULO 11: ¿PLANES? ¿PARA QUÉ? MEJOR IMPROVISAR (RESUBIDO)

Unos minutos después, parecía que su compañero de celda estaba algo mejor, al menos de conciencia; pero se estaba examinando los brazos con evidente preocupación.

- Han.....experimentado conmigo...... - dijo con un tono de ansiedad en su voz y sin parar de observar las heridas - ¿Me habrán metido algo en el cuerpo?

Jak también estaba algo preocupado y se acercó a él para tratar de tranquilizarle antes de que hiciera alguna locura, pues se le veía bastante asustado; por suerte él reaccionó rápidamente moviendo la cabeza como si estuviera apartando algún mal pensamiento y comenzó a intentar levantarse de la cama. Jak se ofreció para ayudarle y a él no pareció importarle que lo hiciera; la fuerza con que Sefirot le sujetaba el brazo para apoyarse hacía de notar el esfuerzo que estaba poniendo para mantener el equilibrio.

Una vez de pie, Sefirot se acercó a la máquina curioso, observaba cada milímetro de ésta como tratando de averiguar algo. Jak preguntó:

- ¿Sabes lo que son esas cosas?

- Esto.....es suero – dijo señalando la vía, que ahora colgaba inerte derramando las gotas del líquido en el suelo – pero esto.......no sé qué puede ser.

Cogió la máscara y la examinó de la misma forma que había hecho con la máquina a la que estaba conectada; viendo que no conseguía descubrir nada, pulsó el botón para encenderla y se la pegó a la nariz para sorpresa de Jak. Segundos después tuvo que desconectarla rápidamente mientras tosía debido al gas que había inhalado, parecía tan tóxico que le costó unos minutos normalizar su respiración.

- Eso ha sido un poco....temerario, ¿no crees? - comentó Jak cuando su compañero de celda se hubo recuperado.

- Demasiado, me temo – contestó él mirando a su alrededor, poco tardó en descubrir que su traje estaba allí colgado y, tan pronto como lo vio, comenzó a ponérselo. No quería llevar esa bata de enfermo ni un segundo más; el olor que despedía le hacía pensar en cuchillos, sedante y mucha sangre.

- ¿Has intentado abrir la puerta? - preguntó Sefirot una vez hubo terminado de vestirse.

Ante la negativa de Jak, éste se acercó despacio y la examinó escrupulosamente; parecía tan analítico en todo lo que hacía que Jak se sintió como un novato, ¡rastrear era cosa suya! Vio que acercaba la cabeza a la barrera traslúcida que había entre reja y reja, como tratando de oír algo más a parte de aquellos rugidos que venían de todas partes; segundos después, alargó la mano y trató de tocarla.

- ¿Qué haces? ¡Te puedes hacer daño! - Jak se acercó a Sefirot pero no llegó a tiempo de evitar que su mano tocara la pantalla....¿atravesándola? - Pero...¿qué....?

Aunque Sefirot consiguió sacar la mano fuera sin problemas, pronto acabó retirándola y comprobó que se le había quedado dormida.

- Supongo que es lo mejor que podía pasar......- luego miró a Jak, que permanecía perplejo ante la forma de actuar de su acompañante - ¿Puedes darme una daga?

Jak reaccionó rápido y se la pasó intuyendo lo que pretendía hacer; el metal atravesó limpiamente la barrera sin sufrir ningún deterioro, lo cual era un alivio porque ya tenían una herramienta que usar para escapar de allí.

- Bueno, adelante – dijo Jak a la espera de que Sefirot empuñara su arma para abrir la celda de enfrente.

Cuando fue a devolverle sus dagas, un punzante dolor recorrió sus brazos y se arrodilló en el suelo mientras se los abrazaba sufriendo en silencio. Jak se acercó preocupado pero Sefirot le insistió en que le dejara y continuara él con lo que tenía pensado.

- No pierdas tiempo conmigo o no saldremos nunca – dijo entre quejidos. Jak pudo notar una nota de ansiedad en sus palabras y no le extrañaba, ha debido pasarlo realmente mal allí encerrado – Si consigues......abrir la puerta.....podrás pasarle las dagas por el suelo para que las coja y se libere......

- ¿Y por qué no se las tiro directamente? ¿No sería más fácil? - preguntó Jak.

- Podrías herirle si fallas......- respondió él; realmente parecía bastante razonable, por lo que Jak decidió fiarse de su criterio.

Utilizado las dos manos, Jak cogió con esfuerzo a Masamune, que aún estaba apoyada en la cama, y la acercó hacia las rejas de la celda; no le hizo falta calcular para saber que su filo llegaría perfectamente al agujero de la cerradura que aprisionaba a N, es lo que tiene poseer una katana de 2 metros y medio de largo.

Mientras Sefirot esperaba apoyado en la pared recobrando fuerzas, Jak trataba de ser lo más cuidadoso posible con la cerradura, pero su suerte le traicionó y más que abrirla acabó destrozándola por completo debido a la fuerza que tenía que hacer simplemente para mantener la katana erguida.

- ¿Cómo narices puedes usar este trasto tan tranquilamente? - preguntó Jak entrando la katana en la celda y dejándola en el suelo – Me he cargado la cerradura......

- No te preocupes Jak, seguro que hay otro modo de abrir las celdas – le animó N, que hasta ahora había estado contemplándolo todo en silencio.

Tras esto, Jak usó el método más bárbaro que conocía ya que no tenía ganas de pensar otra manera de abrir su prisión: levantó la pierna y propinó una fuerte patada a la puerta. Pero por desgracia lo único que pudo conseguir fue agravar un poco el dolor de cabeza que sufría Sefirot en silencio, quien arrugó el gesto tras oír el desagradable golpe.

- Pero, ¿de qué material están hechas? ¡Por pocas me rompo el pie! - luego dirigió la vista hacia su compañero, percatándose del escándalo que había montado - Lo siento tío, pero no se me ocurría nada mejor.

Sefirot soltó un largo suspiro y se acercó para probar suerte; si no se podía tirar la puerta abajo al menos podrían intentar producir un cortocircuito utilizando magia, los espacios entre barrotes eran lo suficientemente grandes como para que cupiera una persona, tenía que funcionar.

Inspiró profundamente tratando de llamar la magia de su interior, estaba un poco asustado ya que no sabía exactamente lo que habían hecho con él dentro del laboratorio del que venía; por suerte pudo notar el flujo de la magia corriendo por su cuerpo en pocos segundos, lo que le tranquilizó al instante.

Cuando acercó las manos a la pantalla, ésta se fue congelando poco a poco, expandiéndose a ambos lados sin dejar ningún hueco posible; en cuestión de segundos todo se había quedado congelado y el frío le estaba sentando bien ya que le despejaba la mente. Justo iba a conjurar un hechizo ígneo, cuando la mano de Jak sujetó su brazo y le paró de golpe.

- Deja que ahora me encargue yo, tú estás débil – dijo exhibiendo sus colmillos mientras sonreía.

Él asintió y se hizo a un lado mientras Jak creaba una bola de fuego del tamaño de una pelota de fútbol, la magia impactó en el hielo derritiéndolo en cuestión de segundos y el agua resultante provocó que saltaran chispas dando a entender que su pequeño plan improvisado había funcionado con éxito.

- ¡Por fin algo de suerte! – la euforia que invadía a Jak era tal que esta vez sí pudo derribar la puerta de enfrente usando la misma técnica; N se echó atrás justo a tiempo para que la puerta no le aplastara.

Seguidamente sacó una daga y se acercó a su compañero para deshacerse de los grilletes; realmente no se le daban bien las cosas delicadas, pues tras estar intentándolo un rato sólo consiguió quitarle la de los pies.

- ¿Puedo? - preguntó N al ver la frustración de Jak; éste le pasó la daga rendido. En cuestión de segundos se había librado de las cadenas – Gracias Jak.

- Vaya, se te da bastante bien por lo que veo – dijo Jak impresionado ante la maña que había demostrado – Bueno, habrá que liberar al resto, ¿no?

- ¿Estás seguro de querer hacerlo, Jak? - contestó él algo preocupado – Conozco a algunas bestias, vine del Distrito de las Bestias para salvarlas del yugo de CIPHER, y te puedo asegurar que no parecen los mismos. ¿Oyes cómo rugen?

- Espera, espera, ¿vienes del Distrito de las Bestias? - dijo Jak sorprendido – ¡Ah, claro! Si estás aquí es por eso mismo. ¡Primoooo!

Un efusivo abrazo por parte de Jak levantó a N unos centímetros del suelo, dejando sorprendidos tanto a él como a Sefirot, que contempló la escena con un deje de extrañeza; ¿era éste el momento adecuado para tal muestra de cariño? Pero bueno, él no entiende de bestias, aunque N parece muy normalito a simple vista para decir que viene de ese Distrito; podría perfectamente encajar como un habitante del Distrito Tecnológico.

Cuando le hubo soltado en el suelo, Jak se acercó a paso ligero a la celda que estaba al fondo del pasillo y observó curioso la reacción de las bestias que estaban dentro; a pesar de ser él también una bestia, éstas no le reconocieron como igual y siguieron gruñendo con la misma intensidad. Lo curioso era que no se atacaban entre ellas, era como si sólo vieran a quienes les estaban observando al otro lado de la barrera.

- ¿Qué hacemos? No puedo continuar viéndoles en ese estado – dijo Jak claramente preocupado.

- Jak, si los soltáramos probablemente se lanzarían contra nosotros, ni siquiera yo consigo calmarles – comentó N – Además, tendríamos que ir pensando en cómo salir de aquí, seguramente detrás de esa puerta hay varios soldados montando guardia.....¿podrían ellos ayudarnos a escapar?

- ¡Ya sé por dónde vas! Uno de nosotros abre la puerta principal mientras otro abre las celdas de las bestias – resumió Jak, era como si le hubiera leído la mente a su nuevo amigo – Pero....¿quien es el encargado de abrir las puertas? Por desgracia no se me da muy bien eso de abrir cerraduras.

- Yo podría abrir la puerta principal, pero tienes que asegurarte de que tumbas al primer golpe la puerta que encierra a las bestias – dijo N tras pensarlo un rato - ¿No puede Sefirot ayudarnos?

Ambos se quedaron mirándole y dedujeron que en el estado en que se encontraba aún no podría hacer mucho más que lo que estaba haciendo: su postura les indicaba que estaba sufriendo dolor de cabeza y su cuerpo se apoyaba parcialmente en una pared. Aunque lo que más alarmó a Jak fue ver que del brazo que estaba junto a la pared resbalaba de vez en cuando alguna que otra gota negra; ¿estaría enfermo?

- No N, es mejor dejarle por ahora hasta que se recupere – concluyó la bestia – Mira, mejor encárgate tú de abrir la puerta principal, te prometo que echaré abajo la mía antes de que te des cuenta.

- Creo que Sefirot debería meterse otra vez en la prisión en la que estabais, no creo que estas bestias sean tan minuciosas de inspeccionar todo el lugar antes de salir por la puerta principal teniendo en cuenta su estado; de esa forma evitaremos que le hieran.

- Chico listo – comentó Jak – Sefirot, será mejor que te escondas, esto se va a poner muy movidito y tú estás algo inválido para ayudarnos.

Él abrió los ojos y le lanzó una mirada de desaprobación; no le gustó nada que usara ese tipo de palabra para describir su estado, sólo estaba algo débil, no era nada importante y confiaba en que se le pasaría pronto. No iba a tolerar un trato semejante, él no era un enfermo.

- Lo siento tío, pero estarás conmigo en que no te encuentras en tu mejor momento – aclaró él ante la respuesta de Sefirot – Sé que eres fuerte, es decir, puedo notarlo, cosas de bestias; pero ahora deberías hacernos caso.

Sefirot volvió a cerrar los ojos, esta vez fuertemente, como tratando de reprimir algo en su interior y se obligó a sí mismo a moverse para ocultarse de la vista de Jak y N, que volvieron a murmurar comentando lo que harían a continuación; le dolía la cabeza, eso estaba claro, pero había algo más, algo que no paraba de atormentarle.

Usó todas las fuerzas de las que disponía para tratar de ignorarlo mientras esperaba sentado en la cama a que sus compañeros comenzaran con el plan; una ira inesperada estaba comenzando a apoderarse de él, de modo que cogió a Masamune y apretó fuerte el mango para descargarse mientras respiraba lentamente, tratando de calmarse a sí mismo. Funcionó algo más de lo que esperaba, pero quizás no lo suficiente.

N se aproximó a la puerta principal portando una de las afiladas dagas de la noble bestia y, mirando a Jak para comprobar que estaba en posición, comenzó a manipular la cerradura lentamente; en el momento en que oyó un “click”, hizo un gesto con la mano para que su amigo pusiera en marcha la segunda parte del plan.

El hecho de mirar el estado en el que se encontraban sus “primos” motivó aún más a Jak, tenía que ayudarles, tenía que sacarles de allí como fuera; acumuló toda la rabia que estaba sintiendo y la usó para propinar uno de sus mejores golpes. La puerta no lo soportó y cayó al suelo partida en 2 mientras las bestias aprisionadas salían despavoridas gruñendo con más intensidad si cabe.

En cuanto las vio aproximarse, N abrió de golpe la puerta principal y se escondió tras ella para evitar el envite de sus compañeros, que por suerte pasaron de largo si siquiera detenerse a mirar en el resto de celdas. Jak hizo lo propio con las puertas que quedaban y, en pocos segundos, una manada furiosa corría imparable por los pasillos del piso. Por precaución, N cerró de nuevo la puerta hasta que pasara todo el revuelo, pues la furia de aquellos animales era tal que podrían haberlos despedazado si reparaban en ellos y ni N ni Jak querían tener que hacerles daño para defenderse de sus ataques.

Pegado aún a la puerta, N pudo oír con claridad los gritos de los soldados y algún que otro disparo; cerró los ojos ante las horribles imágenes que surcaban su mente sobre lo que posiblemente estaría ocurriendo al otro lado.

- No te preocupes – dijo Jak poniendo una mano en el hombro del muchacho, que se veía algo preocupado por la suerte que estaban corriendo las personas de allí fuera – Tienen lo que se merecen N.

- Puede ser, pero.....es triste pensar que ellos simplemente estaban cumpliendo órdenes – aclaró él – Ahora están sufriendo la furia de criaturas a las que ellos no han dañado......perderán los recuerdos por culpa de un solo hombre......

Jak agachó la cabeza pensando en lo que acababa de decir su amigo; durante el tiempo que había estado esperando a que Sefirot se recuperase, N le había hablado sobre la regla del retorno: la muerte no era definitiva, pero la resurrección se cobrara allí los recuerdos del fallecido. De modo que, a parte de sufrir la ira de las bestias, se levantarían minutos después sin saber siquiera qué hacer o a dónde dirigirse.

- ¿Qué es más importante para ti? - preguntó Sefirot de repente, Jak se giró para mirarle y pudo notar cierta tensión en sus ojos – ¿Que todo da igual porque resucitarán de nuevo.....o la importancia de los recuerdos que jamás podrán recuperar tal y como estaban?.......

Tal cuestión dejó con la duda unos minutos a Jak, realmente el que creó aquella ley quería jugar con la forma de pensar de las personas; aunque la muerte no era eterna Jak pensó seriamente sobre la importancia de los recuerdos. A pesar de que aquellos soldados eran completos desconocidos para él, ellos también tenían inquietudes, ansiedades, deseos, aficiones, sueños, temores; ellos también eran personas y sus recuerdos pueden ser.....no, son tan importantes como los suyos propios, los de N o los de Sefirot.

Cuando hubo hallado la respuesta en el interior de su corazón, se puso frente a Sefirot y clavó la mirada en sus felinos ojos verdes mientras resolvía el enigma planteado por éste.

- Los recuerdos.......y no digo esto para parecer noble o por miedo a que me juzguen mal si dijera lo contrario; lo digo porque sé lo que se siente cuando se pierden.......porque yo los he perdido como todos vosotros. Sé lo que duele tratar de echar mano a algo que antes existió pero que ya no existe......algo que jamás volverá a sentirse igual aunque lo acabe recordando, porque ya formará parte del pasado y no de mi presente actual.

Sefirot cerró los ojos complacido ante la respuesta de la bestia y N esbozó una sonrisa tras oír las palabras que acababa de pronunciar “Es noble......como todas las bestias”.


Cuando dejaron de oír ruidos, procedieron a abrir la puerta con sumo cuidado; el cristal enmarcado en ella estaba ahora manchado de sangre y un fuerte olor impregnaba el silencioso pasillo......el olor de la muerte, que decoraba las paredes y el suelo de un brillante color escarlata.


No hay comentarios:

Publicar un comentario