Squall avanzaba sin freno con pasos firmes, parecía saber
perfectamente hacia dónde se dirigía, de modo que Elyze sólo tenía que
dedicarse a seguirle por las tuberías que recorrían CIPHER S.A.; él corría con
mucha urgencia y su respiración era agitada, denotando la ansiedad que estaba
sintiendo en esos momentos.
Esto preocupó un poco a Elyze, es cierto que la misión era
arriesgada y que se estaban jugando mucho, pero la actitud que Squall había
mostrado durante todo el camino había sido siempre de continua tensión; cuando
ella montó de copiloto en el furgón trató de hablarle un par de veces, la
timidez hizo que su voz saliera en un volumen muy bajo pero más que suficiente
para que su acompañante la oyera.
Sin embargo, éste no apartó la vista de la carretera ni un segundo
y parecía totalmente consumido por su propia mente; la forma de agarrar el
volante y la manivela de cambio de marcha revelaba su ansiedad si alguien
observador se paraba a mirarle detenidamente, alguien como ella. Siempre tenía
el ceño ligeramente fruncido y su respiración era entrecortada, como si algo
estuviera oprimiéndole el pecho.
- Oye.....Squall – empezó a decir ella, su tono era bajo pero no
perdió un ápice de la dulzura que le caracterizaba; éste paró en seco y la miró
de reojo - ¿Estás bien? Has estado muy tenso durante todo el viaje y eso no es
bueno para tu cuerpo; te hará flaquear si entramos en combate.
- ¿Sólo me has parado para decirme eso? - contestó él claramente
frustrado – No hay tiempo para estas tonterías, si lo que temes es que no luche
en condiciones vete buscando otra preocupación de entretenimiento porque no
pienso fallar en mi misión.
- Yo.... - dijo ella intentando redirigir la conversación, pero se
lo pensó mejor; ya habría tiempo de hablar con él más tarde – No lo
entiendes......pero, no pasa nada. Continuemos.
Squall soltó aire por la boca en una mezcla de enfado y a la vez
algo de alivio y reanudó la marcha con la misma intensidad; como precaución
ante el estado de su amigo, Elyze decidió que sólo le hablaría en momentos
puntuales para no ponerlo más nervioso; ¿sería siempre así en una misión?
Cuando llegaron al final de la tubería, ésta estaba cerrada por
una pequeña puertecita enrejada; la estrechez del tubo les obligó a caminar a
gatas hasta llegar a donde se encontraban ahora. Inmediatamente después, Squall
metió la mano en su bolsillo derecho y sacó una minúscula llave metálica con la
que abriría la portezuela, antes de poder acercarla a la cerradura, Elyze le
detuvo.
- Espera – dijo ella un poco asustada - ¿Cómo sabes que no hay
soldados patrullando en esa habitación?
La pregunta
sonaba inteligente, por lo que Squall se la respondió de una forma que Elyze
jamás habría esperado; levantó el puño y golpeó varias veces el enrejado que
separaba la tubería de la biblioteca, el ruido que producía era tan llamativo
que Elyze se echó las manos a la cabeza claramente alarmada por lo que acababa
de hacer su compañero. ¿Estaba loco? ¿O es que quería que los pillaran cuando
ya estaban dentro?
Aguardó unos segundos mostrando una cara de autosuficiencia,
contrariamente a lo que Elyze había esperado que pasase no ocurrió nada en
particular; no sonó ningún tipo de alarma ni vino nadie a detenerles.
- Nuestro contacto interno sabía que no había nadie en estos
momentos vigilando ésta habitación en cuestión, por eso planeamos escoger este
camino y no otro – aclaró Squall, por primera vez desde que le había visto su
voz sonó tranquila, como si se hubiera quitado un peso de encima – Pero te
felicito por haber hecho esa pregunta, eres más lista de lo que pareces.
Seguidamente, retomó su anterior acción y abrió la puerta con
cuidado; ésta apenas chirrió cuando Squall la movió para salir de allí y, tan
pronto como la hubo apartado del todo, echó a correr hacia la izquierda y dobló
la esquina que formaba la enorme estantería.
Cuando Elyze salió fuera lo primero que podía ver era esa misma
estantería, que yacía justo en frente de ella y sin apenas libros en su
interior; el lugar estaba tenuemente iluminado por unas luces azuladas y lilas
que salían de las máquinas que tenía al fondo a la izquierda y de unos minúsculos
tubos que había insertados en las paredes.
Ella vio cómo su compañero torcía la esquina con cierta prisa, de
modo que decidió seguirle con precaución; no estaba del todo segura de si en
verdad estaban solos en aquél lugar así que prefirió caminar haciendo el menor
ruido posible.
Se asomó un poco por el recodo, siempre pegada a la estantería
para proteger su espalda, y le extrañó muchísimo no ver a Squall por ningún
lado; ¿qué estaba pasando aquí? Solamente había otro pasillo y a su derecha
varias estanterías colocadas paralelamente, pero ni rastro de él. ¿La habría
dejado atrás como acostumbraba a hacer con el resto de “Avalancha”?
Con la mano en el pecho, salió al nuevo pasillo buscándole con la
vista y, cuando hubo pasado de largo la primera estantería, descubrió con
horror que alguien la estaba apuntando a su derecha en la lejanía: allí, entre
el pasillo que formaban los dos largos muebles, había un muchacho de mirada
seria, ojos azules, pelo castaño y una llamativa cicatriz que le cruzaba el
rostro.....¿Squall la estaba amenazando con su sable-pistola? Detrás de él
había además dos soldados de CIPHER listos para disparar.
- ¿Querías la clave para conseguir el artefacto? Aquí la tienes,
Elyze. La clave para salvar mi mundo es que mueras aquí y ahora y pierdas tus
recuerdos; no te lo tomes como algo personal, luego iré a por los otros
rebeldes – dijo en tono serio, casi amenazador.
- Squall....tú..... – casi no podía creérselo, aunque el chico se
mostraba siempre brusco ante los demás, nunca pensó que llegaría a verse las
caras con él de esta forma y mucho menos sabiendo los eventos que aparecían en
su mente cada vez que le observaba– Claro.....por eso estabas tan tenso durante
toda la misión......querías que al menos uno de nosotros fuésemos contigo. ¿Por
qué estas haciendo esto? Pensé que querías recuperar tus recuerdos.
- He hecho borrón y cuenta nueva – contestó él - a diferencia de
muchos otros yo no he muerto nunca en este sitio, y ya que mis anteriores
recuerdos no quieren aflorar en mi mente he decidido olvidarlos para siempre y
vivir mi vida en este mundo.
Tras decir esto endureció su expresión y ahora se mostraba más
cabreado que nunca, algo que Elyze no llegaba a comprender hasta que continuó
con su discurso.
- Ahora llegas tú y con tus “manos limpias” decides junto con
Snake y los demás que estamos en peligro y que hay que robar el artefacto.
¿Quién es el imbécil que os ha dicho a ti a al resto de “Avalancha” que lo
muevas de su lugar? O no tienes ni idea de lo que podría pasar si te lo llevas
o simplemente no te importa nada la vida de quienes viven aquí; personas como
yo, que he decidido
proteger este mundo de gente como tú.
>> Detesto a los que piensan así, todo el mundo se cree el
bueno de la película. Pero no hay buenos ni malos; sólo aliados y enemigos.
- ¡Te equivocas Squall! - respondió Elyze levantando la voz por
primera vez – Si he decidido apoyar a Snake en su causa es precisamente porque
me importa lo que os pasa a los demás; como tú yo también he perdido mis
recuerdos y sé lo mal que se pasa. Lo único que puedo recordar de mí misma es
que tenía una buena amiga en mi Distrito, una amiga a la que no voy a parar de
buscar hasta que la encuentre.
>> ¿No te das cuenta? Estoy como tú Squall, pero lo que nos
diferencia son las elecciones que hemos tomado; tú has elegido olvidar lo que
fue parte de ti pero eso no es lo correcto, ¡tienes que seguir luchando! ¿Cómo
eres capaz de abandonar todo aquello que una vez fuiste? Si olvidas eso,
¡olvidarás tu propia identidad!
Las palabras de Elyze calaron momentáneamente en la mente de
Squall haciéndole plantearse por unos segundos si de verdad estaba dispuesto a
llegar tan lejos para conseguir su objetivo; si mataba a la muchacha, ella
olvidaría en el acto todas las cosas que había hecho hasta el momento,
incluyendo entre ellas el vago recuerdo que afirmaba tener sobre su amiga.
Ella......estaba usando a su amiga de “ancla” para continuar
luchando, y ya no sólo por sus recuerdos, sino por los recuerdos de todos los
miembros de “Avalancha”; pero él no tenía nada que pudiera tomar como
apoyo......el sólo hecho de pensar que ella poseía ese soporte hizo que se
sintiera más solo que nunca en ése momento.
Claro que quería recuperar sus recuerdos, claro que quería luchar
por ellos para no perder su identidad, pero si éstos se empeñaban en seguir
ocultos en las sombras su corazón a pesar de todos los esfuerzos que había
hecho para traerlos de vuelta, no merecía la pena seguir esforzándose.......era
como vivir en el pasado, un pasado que se negaba en rotundo a salir a la luz. Y
Squall ya estaba cansado de seguir intentándolo.....
- Yo...... no puedo dejar que te vayas; porque si vuelves a tu
Distrito con vida será una victoria para ti y una derrota para mí – dijo tras
dudar unos minutos – Éste es ahora mi hogar, ¡compréndelo! Lucharé por lo que
veo ahora mismo, no por algo que se empeña en darme la espalda.
Cuando hubo
acabado de decirlo, los soldados se pusieron en posición preparados para
acribillar a Elyze a balazos, pero antes de hacerlo Squall levantó una mano y
negó con la cabeza como dando a entender que era él quien debía enfrentarse a
Elyze, y tenía que hacerlo solo para demostrarse a sí mismo que tenía razón.
- Si yo gano......te haré entender cuando te levantes que estabas
equivocada, juro que te convenceré cueste lo que cueste de que abandones tus
ideales – sentenció él – Y si éstos aún permanecen contigo aún habiendo perdido
la memoria......no pararé hasta conseguir sacarte de tu error. Así un día.....me
acabarás dando las gracias por haberte evitado todas esas noches que habrías
pasado sufriendo tras tratar en vano de recordar lo que pasó.
Estaba diciéndoselo, prácticamente estaba contándole a Elyze el
sufrimiento por el que él había pasado durante su estancia en Neudrum, durante
todas las noches que había pasado en vela por culpa de algo tan trivial como no
saber lo que es un “seed”; y lo más importante.....esas palabras dejaban
entrever un gran sentimiento de soledad, la soledad que trae consigo el no
saber ni si quiera si las personas de tu alrededor son conocidas o no.
Pero ella no se amedrentó, ella también tenía fe en sus ideales y
lucharía por ellos hasta el final; aunque se podía leer en los ojos de ambos
que no querían matarse entre ellos, realmente parecía la única forma de hacer
entender al contrario que se estaba equivocando de bando.
- “¿La única forma....? No, me niego a pensar que la única forma
de hacer entender las cosas sea matando – pensó Elyze para sí misma – Te haré
comprender...Squall; lo haré a mi manera”.
Una rauda bala salió disparada del sable-pistola del muchacho y
Elyze apenas tuvo tiempo de esquivarla; le había dado en el hombro pero por
suerte ésta había salido limpiamente de su cuerpo; no le había atravesado la
parte central, sino sólo un lateral, por lo que aún podía mover el brazo sin
muchos problemas.
Ella desenfundó su alabarda y desvió con un suave movimiento otra
bala que iba directa hacia su pecho, Squall seguía disparando sin abandonar su
posición bajo la atenta mirada de los dos soldados que permanecían en silencio
y muy juntos el uno del otro.
Elyze aprovechó la situación y mientras seguía desviando los
proyectiles de su compañero murmuraba para sí el hechizo Última; éste tardó más
tiempo en llegar hasta los soldados que la otra vez que lo invocó debido a que
ahora no podía juntar las manos para concentrarse, por lo que necesitaba
esperar un poco más a que su magia llegara hasta ellos.
De repente, distinguió al fondo una enorme figura; la tenue luz
arrancaba del cuerpo de aquella persona algún que otro reflejo metálico de
color naranja, lo que indicaba que también llevaba armadura, pero era muy
distinta a la que portaban los soldados.
Pudo ver cómo apuntaba hacia adelante sin que sus enemigos se
dieran cuenta, ya que esa persona estaba justo detrás de ellos, y, con una
rapidez asombrosa, una ráfaga blanquecina salió disparada de su cañón
impactando de lleno en la espalda de Squall, que no pudo percatarse de su
presencia hasta que ya era demasiado tarde. No le tumbó, pero le hizo el
suficiente daño como para que tuviera que apoyarse unos segundos en una de las
baldas de las estanterías.
- ¿Samus? ¿Por qué? - preguntó Squall claramente alarmado; era
como si no se esperara aquella actuación por parte de esa persona, que resultó
ser una mujer – ¡No era esto lo que acordamos!
- Ella tiene razón Squall, ya he visto suficiente sufrimiento
desde las cámaras y he comprendido que estamos equivocados – dijo ella con
seriedad – No voy a dejar que nadie más le haga daño.
Aliviada tras oír las palabras de su salvadora, Elyze recuperó el
ánimo y avanzó lentamente si bajar el arma hasta donde se encontraba Squall;
segundos después la estancia adquirió una luz verdosa y los soldados saltaron
por los aires víctimas del conjuro que la muchacha había convocado, aún estaban
vivos pero ya no representaban una amenaza real para ella, que contaba con la
ayuda de la que resultó ser el contacto interno de “Avalancha”.
- Squall.....sé razonable – insistió Elyze, aún en guardia por si
decidía atacarle; cosa que hizo en el momento en que ella se le acercó
demasiado. Trató de asestarle un tajo en el brazo izquierdo pero ella lo
esquivó a tiempo y le inmovilizó momentáneamente usando su alabarda en posición
diagonal para presionarle contra la estantería, no aguantaría mucho así pero al
menos tampoco le estaba haciendo daño – Aún estás a tiempo de rectificar, esta
lucha no te llevará a ningún sitio.
Samus cargó contra el soldado que ya se había puesto en pie; éste
intentó frenar su envite protegiéndose el cuerpo con el fusil, pero la
velocidad de la joven unida a la dureza de su hombrera era tal que el impacto
hizo que se estrellara contra la estantería contraria, su arma había quedado
combada debido a la fuerza del ataque, haciéndola inservible. Por suerte el
golpe sólo lo dejó inconsciente.
Mientras tanto, Squall se deshizo de la prisión de Elyze y le
propinó una patada en el estómago, la muchacha se dobló por el dolor y
retrocedió unos pasos tratando de encajar el golpe; cuando se hubo recuperado
adoptó una posición defensiva con su alabarda pero nuevamente Squall la estaba
apuntando. Tenía el pequeño cañón a escasos centímetros de la frente pero
parecía que no estaba sujetando el arma con la suficiente firmeza, se podía
decir que temblaba levemente....¿sería esa su oportunidad?
- ¡Elyze! - exclamó Samus cuando se percató de la peligrosa
posición en la que se encontraba su nueva compañera; luego murmuró para sí –
Por favor Squall.....no lo hagas; no te conviertas en un asesino.
El soldado restante trató de patear sin mucho éxito la portentosa
armadura anaranjada de Samus; el miedo y la impotencia de saber que no
conseguiría nada intentándolo le hicieron flaquear y Samus aprovechó su
debilidad para golpearle con la única mano que podía usar, ya que del otro
brazo salía directamente el cañón que había usado para dispararle a Squall.
Necesitó un par de combos para dejarle totalmente fuera de combate y, tras comprobar
que no se levantaría de nuevo, apuntó con su arma a Squall, que seguía
amenazando a Elyze en la misma postura.
Elyze escrutó los ojos del muchacho y descubrió que en el fondo
estaba más asustado de lo que aparentaba , de modo que una vez más trató de
convencerle con palabras y sin usar la violencia.
- Squall.....intenta comprender lo que te estoy diciendo – empezó
a decir, pero él la cortó tajante.
- Tú eres
quien no entiende, ¡no tienes ni idea de por lo que he pasado para llegar a
esta conclusión! - parecía realmente desesperado, tanto que Elyze casi podía
sentir toda la tristeza que invadía el alma del muchacho – Para ti no habrán
pasado más que unas míseras horas pero yo llevo semanas en este sitio, semanas
tratando de buscarle un sentido a mi maldito estado. Y de repente llegas tú y
de un plumazo resuelves como por arte de magia una de mis mayores incógnitas;
¡¿qué narices tengo que hacer para saber quién soy?!
Sin darse cuenta, el sable-pistola estaba comenzando a perder
altura lentamente y la respiración de Squall se aceleraba con cada palabra que
salía de su boca; estaba en un aprieto, por un lado estaban sus ansias de
querer descubrir qué fue en su mundo y por otro las ganas de querer olvidarlo
todo y pasar página debido a la frustración que le producía no ser capaz de
sacar nada en claro.....
Y un tercer bando le recordaba constantemente que eligiera lo que
eligiese siempre iba a quedarse solo; ¿quién querría estar al lado de un
antisocial como él? Su muralla interior se estaba derrumbando, Elyze se estaba
abriendo paso sin apenas esfuerzo y, sobretodo, sin dañarle en ningún momento.
Ella dejó a un lado la alabarda como haciéndole ver que no tenía
la más mínima intención de atacarle y, sin dejar de mirarle, cogió el brazo que
sujetaba el sable-pistola y lo fue bajando suavemente. Samus no dejaba de
apuntarle por si acaso trataba de atacar a traición pero, tras ver que apenas
se resistía ante la acción de Elyze, levantó el cañón apuntando al techo y
esperó.
- Mira, sé que no he pasado por todo lo que tú, al menos no con la
misma intensidad, pero te puedo asegurar que te comprendo, que sé lo que se
siente – intentaba ser lo más clara posible y su voz perdió altura hasta
convertirse en un susurro sólo entendible para él – Pero también sé que no hay
que rendirse, es sólo que quizás la manera en que buscabas las respuestas
podría no ser la correcta.
>>Te habías encerrado tanto en ti mismo que no permitías que
nadie pudiera ayudarte, simplemente no lo tolerabas; por eso la gente no suele
acercarse a hablar contigo, porque tú te empeñas en apartarlos de ti. ¿Es por
miedo? ¿Porque temes que si mueres los acabarás olvidando? ¿O porque sabes que si
ellos mueren te olvidarán a ti?
Squall abrió la boca un par de veces para decir algo pero en el
momento en que sus labios se separaban tomando aire, algo en su interior los
hacía juntarse de nuevo. ¿Tan transparente era para ella? ¿O es que su extraño
don la ayudaba a entender mejor su forma de pensar? Su mente se tornó tan
confusa que no pudo mantenerle la mirada por más tiempo y la dirigió al techo
de la misma forma que hizo Cloud cuando se estaba mareando en el furgón. ¿Qué
era lo que estaba haciendo mal? No....¿por qué siempre se tenía que equivocar?
Para sorpresa de Elyze y Samus, Squall tiró su sable-pistola al
suelo con desgana y se escurrió por las baldas de la estantería hasta quedarse
sentado, luego arrimó las piernas a su cuerpo y escondió la cara en los brazos;
no llegó a llorar, pero desde fuera se podía oír perfectamente su sollozo.
- Elyze.......- comenzó a decir Samus, que no podía salir de su
asombro – Has.....tú....lo has hecho; le estás haciendo comprender.....
Ella la miró unos segundos, entendiendo en seguida a lo que se
estaba refiriendo aquella mujer de melena rubia y ojos azules; luego se volvió
hacia Squall de nuevo y trató de calmarle acariciándole el pelo. Pero justo
antes de alcanzarle, un aterrador gruñido llenó la estancia haciendo vibrar el
corazón de la muchacha, que se había encogido por el susto.
Elyze miró hacia el pasillo esperando ver qué era aquello que la
había alertado pero Samus, tomando la iniciativa, se puso delante de ella en
modo protector sin perder un segundo y dirigió el cañón hacia el frente.
- No bajes la guardia cariño, y coge tu alabarda – indicó ella –
Aún hay más vigilantes en éste edificio.
- Pero, ¿y Squall? - preguntó Elyze con preocupación, el muchacho
no parecía tener ninguna gana de reaccionar en ese momento.
- No te preocupes por él, ya se recuperará; es fuerte.
Segundos después, la figura de una muchacha asomó al final del
pasillo; a simple vista parecía una niña de apenas unos 12 o 13 años de edad,
tenía el pelo de un tono azul celeste peinado con 3 puntas que sobresalían a
ambos lados de la cabeza, sus ojos eran morados y llevaba un vestidito azul por
detrás y blanco por delante sin tirantes. Pero lo que más llamaba la atención
eran las gigantescas alas rojas que sobresalían de su espalda y la cola que
asomaba por debajo del vestido, la cual era del mismo color que éste; a simple
vista se podría concluir que era una dragona.
Junto a ella apareció otra persona, ésta vez se trataba de un
hombre; justamente el mismo que había visitado horas antes la celda en la que
se encontraba Jak. Pelirrojo, túnica gris con grandes mangas rojas y cuello
alto del mismo color y gafas negras con motivos grises.
- Igno......me lo figuraba – dijo Samus en cuanto le vio – Vete de
aquí ahora que aún puedes, no es el mejor momento.
- Lo siento Samus....yo.....tengo órdenes que cumplir – contestó
él.
Antes de que nadie pudiera añadir nada más, la niña se abalanzó
sobre Elyze descontroladamente y trató de desgarrarla con sus manos, pero ella
pudo reaccionar a tiempo y la esquivó por muy poco; un trozo del manto que la
cubría no tuvo tanta suerte y sufrió la furia de la dragona, que lo rajó por
completo sin dejar de gruñir amenazadoramente.
Igno desenvainó sus dos lanzas cortas y se unió a la refriega
cargando contra Samus, que tuvo que hacer un esfuerzo mayor para defenderse de
su acometida; la distancia era tan corta que no se atrevía a dispararle por
miedo a que Elyze saliera herida por la onda expansiva que acompañaba sus
descargas.
La pequeña no se paró ahí, sino que siguió asestando golpes a
Elyze que cada vez le costaba más defenderse de su ira desenfrenada, sus ojos
no mostraban ningún signo de querer razonar y los destrozos que provocaban sus
zarpazos hacían gala de la descomunal fuerza que yacía en su interior. Uno de
ellos le impactó en la cara, pero no era nada demasiado grave.
Viendo que la palabra era inútil en ése momento, no tuvo más
remedio que utilizar su alabarda para defenderse de ella; cuando fue a usarla
para atacar, la niña usó su cola para golpearle en las piernas y Elyze cayó al
suelo irremediablemente, pero no se quedó quieta en el sitio. Rodó hacia la
derecha esquivando sus garras y la golpeó en el costado haciendo que se
tambalease ligeramente, tras lo cual volvió a la carga. ¿Es que no se tomaba un
segundo de respiro?
Por desgracia para ambas, dos soldados más aparecieron en la sala
y comenzaron a disparar en cuanto entendieron quienes eran sus enemigos; las
balas mellaron un poco la brillante armadura de Samus, que trató de ponerse en
medio para proteger a Elyze de la lluvia de proyectiles. Una de ellas consiguió
atravesar la pierna derecha de Samus y aunque la armadura había parado la mayor
parte del golpe, eso no impidió que la sangre corriera por la abolladura que
había provocado el impacto.
- ¡Squall, por favor! - gritó Elyze en un desesperado intento por
llamar la atención del chico, que yacía en la misma posición a pesar de todo lo
que estaba ocurriendo a su alrededor - ¡Samus y yo necesitamos tu ayuda!
Él apenas se inmutó, su cerebro se encontraba en estado de shock
en aquellos momentos y no lograba salir del trance que le tenía atrapado. ¿Qué
debía hacer? ¿Cómo debía hacerlo? ¿A quién debía socorrer? ¿Qué debía escoger
como ancla para seguir luchado? ¿Qué podría conseguir con ello?
Tras deshacerse momentáneamente de la insistente dragona, Elyze
aprovechó esos valiosos segundos para acercarse a su compañero y tratar de
levantarlo del suelo; daba igual si no lo conseguía, tenía que intentarlo de
todos modos, y no sólo por su bien sino también por el de Squall. Cuando estuvo
a su lado, los nervios la impulsaron a agarrarle del pelo y tirar de él para
levantarle la cabeza y hacer que le mirase de nuevo a los ojos.
- ¡Hey, escúchame! Sé que tienes problemas y que no te encuentras
en tu mejor momento, pero necesitamos que nos eches una mano, por favor –
insistió ella – Squall, ayúdanos, ponte en pie y demuéstrame que realmente ha
valido la pena llegar hasta aquí, demuéstrame que puedo confiar en ti de nuevo.
Algo en su interior le hizo reaccionar y, tan pronto como hubo
acabado de hablar, se puso en pie dispuesto a luchar contra los soldados y los
vigilantes que amenazaban sus vidas; su rostro se tornó serio de nuevo, dando
la impresión de que nada de lo anterior había pasado nunca, y, sin mirarla,
preguntó con voz tranquila:
- ¿A quién?
Ella entendió que se estaba refiriendo a su próximo objetivo y,
con un movimiento de brazo, señaló rápidamente hacia uno de los soldados
mientras se ponía en guardia para enfrentar de nuevo a la pequeña criatura, que
parecía más furiosa que nunca.
Squall levantó la mano tan pronto como hubo captado el mensaje y
concentró su magia en la palma mientras pronunciaba con el mismo tono de voz
empleado antes “Rayo+”. Segundos después, un enorme rayo salió de la nada e
impactó contra uno de los soldados que estaba distraído tratando de darle a
Samus, tal fue la precisión con la que atinó que lo dejó inmóvil en el acto;
pequeñas sacudidas eléctricas recorrieron su cuerpo antes de abandonarle.
- ¡Bien hecho Squall! - exclamó Samus, que retomó su combate contra
Igno algo más tranquila; ahora que su amigo se había recuperado tenían más
posibilidades de vencer, pues aunque su contrincante no se movía mal del todo,
era la chica quien representaba la mayor amenaza.
Una certera patada de Elyze la mandó hacia atrás chocando contra
la pared del fondo; unos trozos de la placa metálica se desprendieron por el
golpe y cayeron sobre la niña sepultándola parcialmente.
No acababa de celebrar su actuación cuando, de repente, los
escombros se hicieron a un lado estruendosamente descubriendo a la criatura que
estaban ocultando segundos antes: una dragona celeste de mediano tamaño
apareció en el lugar donde antes había estado la pequeña, su aspecto era tan
fiero que hizo estremecer de pies a cabeza a Elyze, que no podía apartar la
mirada de su actual enemiga.
Sin darle tiempo a reaccionar, la dragona lanzó hacia ella una
enorme llamarada que la habría consumido entera de no ser por la presencia de
una mano amiga que tiró de su cuerpo en el momento justo; Squall apartó a Elyze
y la puso detrás de él para protegerla con el cuerpo. Ella aprovechó el momento
y comenzó a conjurar de nuevo su hechizo Última; sabiendo lo extrema que era la
situación, no perdió tiempo y juntó las manos para invocar la magia lo antes
posible.
Por su parte, Samus continuaba la pelea a dos bandas, pues el
soldado que quedaba en pie también la estaba atacando a ella. Por suerte, Igno
se encontraba bastante distraído ya que no paraba de mirar en la dirección en
la que estaba su acompañante con preocupación, lo que le dio a Samus la ventaja
suficiente como para deshacerse a tiempo del estorbo tras golpearle dos veces,
la primera con la pierna buena para desestabilizarlo y la segunda con el dorso
del cañón.
- Igno, hazla parar – dijo ella de repente – Dile a Salamence que
pare de atacarles, sabes que al final ella saldrá peor parada de lo que
esperas.
- Ya te lo he dicho antes – contestó él – ¡son órdenes!
Simplemente no debo desobedecerlas.
Otro relámpago de Squall iluminó la sala, pero éste no pareció
tener mucho efecto en la dragona porque se recuperó al instante y contraatacó
con un coletazo que casi tumba al chico en el suelo; las escamas le habían
desgarrado parcialmente el rostro pero podía continuar en pie sin muchos
problemas. Elyze terminó de llamar la magia de su interior y seguidamente lanzó
su hechizo contra Salamence; esta vez sí que pareció dolerle, porque le costó
levantarse tras ser lanzada por los aires, cayendo justo al lado de donde se
encontraban peleando Igno y Samus.
Un humo negro salió de su boca antes de lanzar otra llamarada con
la que pretendía no sólo darle a sus atacantes sino también a Samus. Pasó
rozando la enorme hombrera, que se chamuscó un poco debido a la potencia del
ataque, y continuó su trayecto hacia Squall y Elyze; las baldas de las
estanterías se ennegrecieron con el aura ígnea que emanaba la ráfaga de fuego.
Justo antes de alcanzarles, Squall tiró de nuevo de su amiga
saliendo del pasillo que formaban las estanterías y la empujó para que cayera
en el suelo y se pusiera a cubierto; la enorme explosión que provocó la
llamarada al entrar en contacto con las máquinas hizo que la sala retumbara
llenándose de polvo y humo.
Por
desgracia Squall no tuvo tiempo de protegerse y salió despedido por la calurosa
onda expansiva, el impacto del choque contra el suelo agravó un poco la herida
que Samus le había provocado con su disparo pero parecía que podría volver a
ponerse en pie con algo de esfuerzo; no iba a ser una explosión lo que acabara
con su vida, eso era más propio de un chapuzas.....algo más propio........del
manitas de Tecno.
Elyze se levantó rápidamente y, tras asegurarse de que Squall no
había salido tan mal parado, corrió hacia donde se encontraba la intimidante
dragona; aprovechó el humo que había producido la explosión y lo utilizó como
cortina para su ataque sorpresa. Su táctica funcionó tan bien que la dragona no
tuvo tiempo de reaccionar y sufrió el duro impacto de la alabarda en su
escamosa piel; tal era la fuerza con que empuñaba su arma que consiguió
tumbarla de un solo golpe.
- ¡Noooo! ¡Salamence! - exclamó de repente Igno, que abandonó el
combate con Samus y se aproximó corriendo hasta donde estaba la criatura – Por
favor, abre los ojos, no te vayas de mi lado.
Salamence reaccionó tras escuchar la voz de Igno y, aunque se
encontraba débil, no dejó de gruñir con fuerza mirando hacia donde estaba
Elyze, que no bajó el arma por precaución. Justo entonces, comenzó a ver cómo
un aura oscura emanaba del cuerpo de la dragona, un aura que no le gustaba
nada; ¿sería eso lo que la estaba volviendo loca?
Percatándose del sufrimiento que estaría provocando en Salamence
la presencia de ese halo de oscuridad, juntó las manos de forma distinta a como
lo hacía cuando conjuraba un hechizo y comenzó a rezar concentrándose al máximo
en su tarea. Pronto un aura de luz emanó de ella y se dirigió rápidamente hacia
donde estaba la dragona, que bramó asustada ante la presencia de aquella
extraña fuerza; la luz entró en su interior y comenzó a expulsar de su cuerpo
la corrupción que tanto daño le estaba causando.
Samus, Igno y Squall, que ya se había recuperado un poco,
observaron la escena en silencio admirando la pureza que en ese momento
desprendía la muchacha; tras esto la dragona pareció sentirse mucho más
aliviada, ya no rugía y la furia que invadía sus ojos había sido sustituida por
una cálida mirara. Ahora contemplaba a Elyze de una forma distinta tratando de
mostrarle agradecimiento ya que ella no tenía realmente motivo alguno para
hacer lo que había hecho y, sin embargo, decidió que no podía dejar que
siguiera sufriendo y la liberó de su dolor.
Tras esto, Salamence cerró los ojos y respiró tranquila; Igno no
podía creer lo que había pasado, ella siempre se había mostrado fiera con el
resto sin saber exactamente el por qué y ahora que acababa de presenciar el
acto de purificación de Elyze por fin empezó a comprender que si Salamence se
comportaba de esa manera era porque estaba sufriendo por dentro. Miró de nuevo
a la muchacha, que jadeaba debido al esfuerzo de la batalla y le mostró su
agradecimiento.
- Yo...no lo sabía....no sabía que ella lo estaba pasando tan mal
– dijo él con sinceridad – Gracias, no tenías por qué hacerlo y sin embargo te
apiadaste de ella.....yo, no sé cómo......
- Si quieres ayudarme.......por favor, dime dónde está la clave
que busco – contestó Elyze, luego miró al resto – Bueno, la clave......que
buscamos.
- Te prometo que no sé dónde pueden estar, sé que existen y que
son dos, pero no tengo ni idea de su ubicación – las palabras de Igno iban
dirigidas a todos ellos – no llevo tanto tiempo aquí como el resto, es por eso
que no me han dicho nada al respecto salvo lo que os acabo de contar.
- Dice la verdad – confirmó Samus, que se sacudía la ceniza de la
hombrera que había entrado en contacto con el abrasador ataque de Salamence –
Por desgracia él no puede darnos más respuesta que la que estáis oyendo.
- Entonces....¿qué hacemos ahora? - preguntó Elyze claramente
preocupada, miró a Squall con la esperanza de que él supiera algo más pero todo
lo que hizo él fue negar con la cabeza.
- No te preocupes Elyze, no vamos a irnos con las manos vacías –
Samus se acercó a ella y examinó sus heridas - ¿Te dieron alguna poción para
recuperar fuerzas?
- ¿Eh? Ah, sí, tengo una – se la tomó con tranquilidad y pudo
notar en seguida cómo sus heridas se cerraban lentamente.
- Se me ocurre que quizás podríamos tener más suerte si miramos en
el laboratorio – continuó diciendo – Si hay algún lugar seguro en todo CIPHER
para esconder algo, sin duda es en el laboratorio.
- No perdamos tiempo entonces.....allí es donde se dirigía Snake
con Tecno y Demyx.
Elyze echó a andar para salir de la biblioteca pero reparó en
Salamence y en Igno, que no se había levantado del sitio, y les preguntó si aún
pensaban oponerse a su plan.
- Yo....no tengo nada en contra vuestra; no después de haber
ayudado a mi querida Salamence – contestó él – Me quedaré aquí con ella hasta
que recupere la conciencia, juro que no os molestaré más. Siento.....todos los
problemas que he causado, realmente pensé que estaba haciendo lo correcto y no
me paré a observar las consecuencias de mis actos......Lo siento
muchísimo......
Elyze relajó los hombros aliviada ante la respuesta del que
segundos antes había sido su enemigo y luego miró a Squall, que se acercaba a
ella con el sable-pistola en la mano; su mirada era taciturna y se podía percibir
claramente que estaba arrepentido por lo que había hecho, pero también pudo
notar que estaba más que dispuesto a ayudarles a conseguir las claves, tal y
como se suponía que tenían que hacer según las instrucciones de Snake.
- Vamos cariño, Snake nos espera – comentó Samus, que ya se había
puesto a la altura de ambos.
Al salir de la habitación, Samus lideró al pequeño grupo por el
complejo subiendo escaleras hasta que se toparon con el ascensor que daba al
laboratorio; cual fue su sorpresa al descubrir que éste estaba totalmente
congelado y sin posibilidad de ponerlo en marcha de nuevo.
- ¡Maldita sea! Esto sólo significa que probablemente Snake esté
luchando contra el científico.
- ¿No hay otro modo de llegar al laboratorio? - preguntó Elyze.
- Sí que lo hay, es un pasadizo secreto que se construyó como
salida de emergencia – contestó ella en respuesta a la duda – Squall y yo
iremos a ayudar a los que están atrapados allí, tú mientras deberías ir a
comprobar cómo les va al grupo de rescate; una de las bestias que mantenían
apresadas ha destruido por completo el sistema de vigilancia y desde entonces
no he podido ver nada de lo que ocurría allí abajo.
- De acuerdo.....¿dónde están las prisiones?
- En la planta principal, bajando las escaleras encontrarás una
puerta que conduce a una habitación con 2 ascensores y unas escaleras de
bajada; no tiene pérdida – resumió Samus – Es mejor que te pongas en marcha ya
Elyze, tengo un mal presentimiento.
- No te preocupes, puedes confiar en mí – dijo ella antes de
ponerse a correr escaleras abajo.
Aunque era verdad que jamás se habría imaginado nada de lo que
acababa de pasar en la biblioteca, le alegró saber que Squall había conseguido
recapacitar a tiempo y que ahora sí que podría contar con él de verdad si
volvía a encontrarse en peligro.
Porque el
poder de la palabra a veces es más fuerte que cualquier magia o arma que uno
pueda imaginarse; si se sabe utilizar correctamente puedes convertir a un
enemigo en aliado sin tener que llegar a causarle dolor físico. La clave está
únicamente en saber escuchar y empatizar con los sentimientos de los demás,
porque tras esa infranqueable máscara pueden estar pasándolo mucho peor que tú.
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