miércoles, 8 de junio de 2016

CAPÍTULO 14: ENTRE LA ESPADA Y LA PARED, ¿A QUIÉN DEBO CREER? (RESUBIDO)

Avanzaban a paso ligero por las tuberías, se toparon con varias bifurcaciones más pero Luigi siempre sabía el camino que debía escoger, por lo que sus compañeros se limitaron a seguirle sin más preocupación que la que daba pensar en cómo se las iban a arreglar para sacar de allí a los que estaban presos.

Sólo unos metros les separaban ahora de la portezuela enrejada, la cual tenía le mismo aspecto que la que se había encontrado Squall al final de su trayecto; conforme se fueron acercando, unos terribles rugidos inundaron la sala a la que daba el conducto, haciendo que a Luigi se le pusieran los pelos de punta.

- ¿Qué narices es eso? ¿Es que tienen montado un circo? - comentó Alhem extrañado – Pensé que aquí se encarcelaba gente.

Luigi se quedó paralizado por el miedo, no sabía si era prudente salir ahora mismo teniendo en cuenta lo que estaban oyendo fuera, de modo que prefirió no mover un músculo por si acaso metía la pata; su mano apretaba tan fuerte la llave que habría la puerta que parecía que iba a doblarla del esfuerzo.

- Pero, ¿qué te pasa? ¡Abre la puerta de una vez! - apremió el impaciente elfo - ¿Es que piensas quedarte ahí parado toda la vida?

Luigi apenas conseguía pronunciar palabra de puro miedo, lo único que podía hacer era negar con la cabeza efusivamente cada vez que Alhem le gritaba que avanzase, lo que no facilitaba mucho las cosas.

- Déjalo ya Alhem, ¿no te das cuenta de que tiene miedo? - dijo Cloud de repente – No hace falta ser muy listo para saber que no es prudente abrir la puerta ahora mismo, por eso se ha quedado quieto.

- ¿Quién eres tú? ¿Mi consejero personal? No voy a perder el tiempo aquí sólo porque Luigi....

Pero no pudo terminar la frase, porque justo en ése momento varios golpes inundaron la tubería con su eco; a pesar de que no se podía ver nada desde la posición en la que se encontraban, dedujeron que aquellas criaturas estaban tratando de salir por algún sitio de la estancia a base de embestidas y zarpazos.

Un último empujón derribó lo que parecía una puerta metálica de rejas, que cayó levantando polvo y clavándose en las placas del suelo; Alhem y el resto del grupo se cubrieron la cabeza y esperaron mientras una manada de monstruos salía despedida escaleras arriba, corriendo como si les fuera la vida en ello.

Minutos después todo quedó en silencio y lo que antes era un suelo inmaculado y brillante ahora se veía sucio, polvoriento y con marcas de zarpas manchadas de......¡de sangre! Tras percatarse de ello, Luigi retrocedió asustado unos pasos y se negó en rotundo a abrir la puerta; todo lo que le decían para tranquilizarle era inútil, por lo que el elfo decidió actuar por su cuenta.

Le arrebató la llave que aún mantenía sujeta con la mano y abrió la portezuela sin importarle el ruido que pudiera provocar; el ambiente estaba cargado con un fuerte olor a sangre fresca y el suelo y las paredes lucían tonos rojizos y anaranjados dando una pinta aterradora al lugar.

En cuanto se hubieron fijado, Alhem y Cloud echaron mano de sus armas inmediatamente y avanzaron con cautela; Luigi fue el último en abandonar la tubería y les seguía muy de cerca por miedo a quedarse solo. Al final del corto pasillo encontraron al primer cadáver, estaba boca arriba y tenía la garganta y el pecho completamente abiertos en canal, dejando al descubierto su contenido de una forma grotesca; ninguno de los 3 pudo soportar mirarlo más de un minuto debido a la horrible sensación que invadió su cuerpo en cuanto le pusieron la vista encima.

El elfo se asomó con cautela por el recodo del pasillo antes de continuar avanzando, todo lo que pudo ver eran 3 cadáveres más de soldados y el ensanchamiento de la habitación conforme avanzaba hasta al fondo, en donde había otra puerta enrejada; todo lo demás quedaba fuera de su alcance.

Rápidamente avanzó un par de pasos y se quedó pegado a la pared de enfrente; se mantuvo en el borde del pasillo, que usó como cobijo por si acaso alguien les estaba esperando y, tras esperar unos segundos en silencio, volvió a asomarse para ver lo que le faltaba de habitación: una puerta con un pequeño cristal enmarcado completaba lo que quedaba de estancia, era inútil tratar de fijarse si podía ver algo a través del cristal ya que éste estaba completamente manchado de sangre; sangre perteneciente a un soldado más, que yacía con ojos inertes en el lugar donde había sido brutalmente desgarrado.

Segundos después, el pomo de la puerta comenzó a girar y ésta se estaba abriendo lentamente; Alhem se ocultó de nuevo en el pasillo y miró a Cloud sin poder esconder la tensión que inundaba sus ojos; él asintió en silencio, indicándole que estaba preparado para luchar si era necesario, pero Luigi parecía tan aterrorizado que apenas podía pensar con claridad, el olor a sangre era tan fuerte que conseguía marear levemente a todo aquél que se encontrara en aquella habitación.

- Parece que ya se ha acabado......- susurró una voz desde donde estaba la puerta – dios.....menudo desastre.....

- Tranquilo, estoy contigo; tú sólo sigue avanzando – indicó una segunda voz en tono más alto – con suerte saldremos de aquí sin cruzarnos con ningún soldado.

Tras oír eso, el grupo de rescate se relajó cayendo en la cuenta de que esas voces debían pertenecer a quienes habían venido a salvar y, guardándose el nunchaku, el elfo se dejó ver con tranquilidad poniéndose delante de ellos; éstos le observaron con sorpresa, pues no se esperaban a nadie tras el estropicio causado por las bestias a las que habían liberado. Tras escrutarlos un momento, Alhem comenzó a hablar:

- Así que tú eres Jak, el amigo de Tecno y Elyze, ¿no? No sé si te acordarás de mí, esos soldados nos llevaron juntos hasta aquél furgón pero tuve la suerte de escapar antes de que me encerraran.

- Ssí.....sí, ya te recuerdo, tu olor me resulta familiar – contestó él tras pensarlo un momento – Pero....¿has venido tú solo?

- ¡Qué va! Si hubiera venido solo probablemente habría llegado antes, ¿eh, Luigi? ¡Salid de una vez! - dijo dirigiéndose a los que aún no se habían mostrado, que se miraron antes de avanzar hacia el elfo – Son de un grupo rebelde llamado “Avalancha”, nos hemos dividido para cubrir más zonas; ya ves que a mí me ha tocado con los “precavidos”.

- ¿”Avalancha”? - dijo la persona que estaba cerrando la puerta que conducía las celdas; era alto, tenía el pelo largo y plateado y vestía una llamativa gabardina negra – ¿Snake está aquí?

- Eh, sí – contestó Alhem extrañado – No sabía que le conocieras.

Justo en ése momento, Luigi y Cloud hicieron acto de presencia; el primero se acercó con timidez y saludó al grupo con la mano, que aún temblaba levemente por la tensión; mientras que el segundo se quedó paralizado en el sitio, como si hubiera visto un fantasma.

Sus ojos eran incapaces de retirarle la mirada al hombre de la gabardina negra, que también le contemplaba con creciente curiosidad; aunque era la primera vez que se veían en aquél mundo, ambos podían sentir en lo más profundo de su ser que sin duda se conocían. Pero; ¿de qué? ¿Y cómo era posible si nunca antes se habían cruzado?

- Hola, me llamo N; gracias por venir a rescatarnos – dijo el muchacho de melena verde con una sonrisa, se acercó a Luigi y le estrechó la mano junto con Alhem, pero éste se la retiró para sustituir el apretón por un gesto cordial; parecía que no le gustaba mucho el contacto físico.

- Bueno, eso de “rescatarnos”; se podría decir mejor que sólo habéis venido a ver cómo nos librábamos del encierro; ¿verdad Sefirot? - dijo Jak mirando a su compañero, su expresión se tornó seria cuando se percató de que él estaba absorto en sus pensamientos y que no dejaba de contemplar al chico que tenía delante.

Cuando se fijó en él, los eventos que aparecieron en su mente sobre Cloud le hicieron darse cuenta de lo peliaguda que era la situación; pues aquellas dos personas eran enemigos en el mundo del que venían y si conseguían recordar algo que los relacionara de esa forma las cosas podrían ponerse peor todavía. De modo que trató de actuar con total normalidad, como si realmente no supiera nada de ellos, y sacudió levemente el hombro de su amigo para hacerle reaccionar; algo que ignoró completamente.

- Yo.....sé que te conozco – comenzó a decir lentamente sin retirarle la mirada a Cloud.

- No te he visto nunca.......pero también puedo notar que nos conocemos de antes....- respondió él; no sabía si eso era una buena o una mala noticia, de modo que esperó a ver qué decía a continuación.

- ¡Demuéstramelo! – dijo en tono apremiante – Dí algo que surja de tu interior, lo primero que se te pase por la cabeza; si reconozco la respuesta como verdadera dentro de mí, no habrá duda posible.

Cloud agachó la cabeza y comenzó a hurgar en las profundidades de su mente en busca de algo que respondiera a la exigencia de aquél hombre, siempre movido por una intensa curiosidad. Jak y Alhem, que tampoco había pasado por alto aquellas palabras; se miraron de forma involuntaria haciendo de notar que sabían lo que el otro era capaz de percibir de aquella situación.

Si Sefirot lograba recordar algo que le hiciera ver a Cloud como una amenaza estaban seguros de que les iba a costar separarlos a ambos y tratar de convencerle de que estaba equivocado y que se había precipitado un poco. Pero, si era verdad que ellos tenían la capacidad de sentir como verdadero cualquier palabra o evento que alguien les revelara sobre su pasado; ¿cómo iban a tratar de desmentirlo? ¿Cómo se desmiente algo que tu propio corazón reconoce como absolutamente verdadero sobre todas las demás mentiras?

De repente, todo a su alrededor se volvió negro y la única persona que podían ver era a Cloud, que no paraba de darle vueltas a una duda que comenzó a aflorar en su mente; el poder del extraño don que poseían el elfo y la bestia les dio la posibilidad de escuchar lo que se estaba preguntando a sí mismo en esos momentos, una pregunta que sólo ellos podrían contestar.

- “¿Qué......es el Mako?” - pensó él bastante angustiado por no saber la respuesta, pues en su interior podía sentir que era algo muy importante.

Ellos se miraron de nuevo y dudaron un momento, ¿seria conveniente responder a su pregunta? ¿Y qué ocurriría si decidían mantener la boca cerrada? Se encontraban en un aprieto y no sabían exactamente qué hacer, pero una cosa era segura, en sus manos estaba el que Cloud recuperara ése pequeño fragmento de su pasado.

Luego lo pensaron con más detenimiento, no era algo tan horrible lo que aquél muchacho se estaba preguntando, ¿no? Simplemente quería saber qué era aquella sustancia a la que llamaba “Mako” por ser una parte importante de su vida; si se ceñían a eso y sólo contestaban lo que pedía, tal vez no pasaría nada malo y encima le estarían ayudando a recordar algo más de sí mismo. Al fin y al cabo, el Mako sólo era un tipo de energía que se usaba en su mundo como sustituto de los recursos naturales.

- El Mako es la Corriente Vital del planeta, la forma que tiene ésta de manifestarse 
– resumió Jak con convicción, sabía sin lugar a dudas que había dado en el clavo.

Cloud cerró los ojos con lentitud asimilando lo que la bestia acababa de decirle en su subconsciente, pudo notar cómo las palabras hacían que su alma reaccionase de una forma inusual; vibraba....lo que indicaba sin lugar a dudas que era verdad. Sin embargo, y para sorpresa de todos, aquella frase tan simple desbloqueó casi al instante otra cosa que no habían previsto; una palabra se formó en la mente del muchacho y sintió que era eso lo que aquél hombre estaba buscando para probar que realmente se conocían, aunque la verdad era que tampoco sabía con exactitud lo que podría significar.

Cuando volvió a abrir los ojos, las personas junto con la habitación en la que se encontraban se habían vuelto de nuevo visibles para Alhem y Jak, que no pudieron hacer otra cosa que esperar nerviosos a que Cloud pronunciase aquella palabra que no habían conseguido ver antes de salir de su subconsciente.

- JENOVA – dijo él lentamente y sin apartar la mirada de Sefirot, que perdió el poco color que lucía su piel en cuanto hubo escuchado la palabra.

El alma de Sefirot también vibró indicando que ellos dos realmente se conocían, pero al igual que Cloud, él tampoco llegó a encontrarle un significado real a la palabra; aunque sí le provocó un fuerte sentimiento de ansiedad y tensión que no se esperaba. Y no sólo por el efecto que tuvo aquella palabra, sino porque realmente pensaba que había dado con una respuesta que buscaba con más interés si cabe.

- Entiendo.......ahora sí puedo afirmar sin temor a equivocarme que realmente nos conocemos – a pesar de que usó un tono suave, aquellas palabras hicieron que la bestia y el elfo se pusieran muy tensos; y aún más cuando vieron que Sefirot adoptaba una postura de combate amenazando a Cloud con la punta de Masamune. Éste, sorprendido ante su reacción, retrocedió unos pasos para que la katana no le alcanzase; Luigi no podía creer lo que estaba pasando mientras que N se dedicó a observarles en silencio con gesto pensativo.

- ¿Por qué me amenazas? ¿Es que he hecho algo malo? - preguntó él sin comprender cómo habían llegado hasta ese punto; Sefirot no parecía molesto o enfadado, al contrario, su cara mostraba una tranquilidad impropia de la situación, como si estuviera haciendo cualquier cosa menos tratar de arrebatarle la vida a una persona.

- No....simplemente me has demostrado que nos conocemos – él avanzó un paso sin abandonar su postura de combate y Cloud tuvo que retroceder de nuevo chocando con la pared que tenía detrás; entremedias alzó su pesada espada contra él por si de verdad decidía atacarle.

- No te he visto nunca y no he podido haber hecho nada contra ti en una vida pasada porque no he muerto; sólo llevo una semana aquí – dijo tratando de convencerle para que recapacitara; Masamune siguió avanzando lentamente hacia él haciendo que se sintiera acorralado ya que no podía retroceder más. Un acto reflejo le impulsó a golpear la katana con su espada para echarla a un lado antes de que ésta se clavase en su piel; sorprendentemente Sefirot no arrugó el gesto, sino que siguió tan tranquilo como antes, solo que ahora su arma estaba apoyada en el suelo - ¿A qué viene esto?

El hombre de cabello plateado cerró los ojos un momento pensando en lo que estaba a punto de hacer movido por las palabras de Cloud, quien tan sólo le pedía que reflexionase antes de actuar. Pero cuanto más lo pensaba más posible le parecía aquello que tenía en mente, algo tan secreto que no me veo capaz de describirlo ante ti, lector, ya que si lo conocieras es muy probable que pudiera pasarte algo horrible por mi culpa. De modo que lo mantendré oculto por el momento, al menos hasta que sea la hora adecuada para decírtelo.....o hasta que lo descubras por ti mismo.

No había duda posible, y aunque se sintió en el fondo terriblemente angustiado por negarle a su futura víctima el derecho de saber porqué había decidido hacer lo que estaba haciendo; sabía que era lo correcto......o al menos eso quería creer.

- Sí, es cierto, no me has hecho nada y no debes temer por ello ni crearte cargo de conciencia – sus palabras relajaron momentáneamente a Cloud, y digo “momentáneamente” porque lo siguiente que dijo le obligó a ponerse en guardia de nuevo – Pero tengo que matarte.

- No lo entiendo...... – contestó él claramente confundido, estaba tan asustado por la forma en la que se sucedían los acontecimientos que apenas le llegaba el aire a los pulmones de la presión que le atenazaba - ¿Es que hay algo en tu interior que te impulsa a hacerlo?

- No – dijo con sinceridad a la par que negaba con la cabeza, la espada se despegó del suelo y comenzó a ganar altura de nuevo – Pero debo hacerlo.

Jak pensó para sí que los motivos que movían a Sefirot a matar a Cloud sin duda debían ser distintos de aquellos que le impulsaron a hacerlo en su pasado real, por lo que barajó la posibilidad de que pudiera tener razón y decidió que no intervendría si no era para ayudar a su amigo a cumplir con su objetivo. Pero, ¿estaría realmente haciendo lo correcto?

Cloud soltó de golpe el aire que retenía, desesperado ante la cruda realidad; parecía que no había ninguna forma de hacerle cambiar de opinión y su insistencia sólo conseguía ponerle aún más nervioso y hacerle dudar de lo que había hecho durante su estancia en el Distrito Tecnológico. Si era verdad que él no le había hecho nada en su vida, tal y como le acababa de confirmar, ¿qué motivo real había para desear quitarle de en medio?

Alhem no se había movido del sitio y también le miraba detenidamente, como si estuviera pendiente de todos sus movimientos; ¿significaba eso que sospechaba de él? Haciendo memoria, Cloud cayó en la cuenta de que ellos tenían el poder de mirar más allá y sacar eventos de su pasado con un poco de esfuerzo, según lo que le había contado Luigi.

Teniendo eso en cuenta, ¿podría ser que ellos se hubieran percatado de que realmente hizo algo malo en el pasado del mundo del que vino? ¿Sería ese el motivo por el que Sefirot quisiera quitarle la vida para desquitarse? Sí y no; sí a la primera pregunta porque ellos podían ver cosas de su pasado y no a la segunda porque Sefirot acababa de decirle que no se creara ningún cargo de conciencia ya que él no había hecho nada.

¿Qué debía hacer entonces? ¿Dejarse matar para pagar por algún tipo de crimen que cometió en su pasado real? ¿Era Sefirot la persona a la que había fallado? No.....aún había algo que no le llegaba a cuadrar del todo, de modo que insistió.

- ¡Se supone que eres de “Avalancha”! Snake nos dijo que fuiste tú quien le dio la idea de fundarla y es por eso que ahora estamos aquí – replicó el muchacho poniendo todo su corazón en ello, en hacerle entender - ¿Es que te han lavado el cerebro, Sefirot?

En ése momento, la fortaleza y tranquilidad que hasta ahora había demostrado su futuro agresor se estaba agrietando por todos lados debido a las palabras de Cloud, una terrible ansiedad como la que sintió minutos atrás comenzó a recorrer todo su cuerpo y a él le costó frenarla más de lo que hubiera deseado.

- No, tú no lo entiendes. ¡Nadie lo entiende! - gritó dando un golpe en el suelo con la espada, que se hundió unos centímetros debido a la fuerza con la que empuñaba el arma.

Seguidamente se llevó la mano libre a la boca y mordió su propio puño con fuerza, ahora era él quien parecía más desesperado de los dos; su tarea no era nada sencilla, pues debía llevarla a cabo sin dejarse convencer por sus propios sentimientos humanos, que no paraban de recordarle que estaba a punto de asesinar a una persona que realmente no le había puesto la mano encima ni era culpable de su actual situación. ¿Por qué tenían que complicarse tanto las cosas?

- Sefirot......explícate – dijo Jak en tono suave para evitar que se pusiera aún más nervioso – Seguro que hay una buena razón detrás de todo esto.

Luigi contemplaba expectante la situación, que se había vuelto más dura de lo que hubiera imaginado, y miraba a su amigo tratando de hacerle saber que él creía en su inocencia y que estaba de su lado; pero el joven estaba ahora más pendiente de la respuesta que sin duda tenía que darle Sefirot para explicar su acción. Finalmente, él comenzó a hablar de nuevo sin perder ese tono de desesperación.

- ¡No puedo decir nada por el bien de todos los que estáis aquí! - explicó él – Si abro la boca no servirá de nada ni que os tapéis los oídos porque todos moriremos en el mismo momento en el que pronuncie una sola palabra y nuestro trabajo y recuerdos se esfumarán para siempre como si nunca hubieran existido. ¡Por eso necesito que confiéis en mí y me dejéis actuar!

Todos quedaron sorprendidos ante lo que acababa de decir; ¿que morirían si él revelaba lo que sabía? ¿Que no podía darles una explicación porque eso traería consigo la muerte de todos los que pudieran escucharle? Sefirot volvió a silenciarse con su mano y esperó a que alguien moviera ficha para saber si estaban o no de acuerdo con lo que acababa de decir.

Jak pensó por un momento y reparó en lo que Cloud había dicho sobre la posibilidad de que pudieran haberle lavado el cerebro, pero el caso es que su amigo se veía tan convencido de su causa que eso sólo le hizo dudar de nuevo. ¿Y por qué no podía tener razón? Era cierto que el acto de matar a alguien sin dar ninguna explicación razonable le repugnaba incluso a él, pero confiaba en el criterio de Sefirot, sin el cual no hubiera podido salir de la prisión, y decidió de una vez por todas que, ahora sí, le apoyaría tanto como él lo necesitase.

Cloud pudo leer en los ojos de la bestia que no confiaba en él a pesar de que incluso había ido a salvarle de las garras de CIPHER, pero; ¿qué pensaba hacer el resto? N aún seguía contemplando la escena con una expresión seria en el rostro y Alhem estaba compartiendo una extraña mirada con Jak; una mirada que sólo consiguió desmoralizarle aún más si cabe.

¿Sería verdad? ¿Tan convencidos estaban de ayudar a Sefirot que no iban a concederle el beneficio de la duda? ¿Iba Alhem a traicionarle después de que habían venido juntos para salvar a quienes sufrían en las prisiones de la malvada compañía?

La única mirada amiga que pudo encontrar fue la de Luigi, pero los recuerdos de su invalidez cuando se había mareado en el furgón le hicieron descartar la posibilidad de pedirle ayuda ya que no quería que por su culpa saliera mal parado; y más teniendo en cuenta que esta situación era muchísimo más peligrosa que la anterior. No......Luigi no se merecía ser arrastrado junto con él a un combate que sin duda era inevitable.

Tras pensarlo un momento llegó a la inevitable conclusión de que sin duda había hecho algo horrible en su pasado y que ahora estaba pagando por ello; pero sencillamente su mente se negaba a dejarse recibir el castigo en ése momento; aún había mucha gente que le necesitaba, aún había personas que estaba sufriendo en aquél mundo “No puedo morir ahora, no hasta que haya ayudado a “Avalancha” a conseguir el artefacto. Después........que hagan conmigo lo que quieran......pero ahora necesito que mis recuerdos sigan en mi cabeza”.

Cloud agarró con fuerza el mango de la espada y se preparó para lo peor; un último pensamiento cruzó su mente por unos segundos, pero el mensaje era tan claro que no necesitó más tiempo para poder analizarlo. La voz femenina se coló de nuevo en su cabeza pronunciando una sola palabra, una palabra que le dio fuerzas para seguir adelante y con la que, por una vez desde que la había oído hablarle, estaba totalmente de acuerdo:

- “¡¡¡Sobrevive!!!”

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