Tecno
aguardaba impaciente la llegada de sus amigos; en el fondo pensaba
que finalmente podrían salvar a Jak de las garras de los soldados,
pero la suerte no estaba del todo con él.
Tras
escuchar el sonido de los cojines amortiguando la caída de Elyze y
su acompañante, Luigi se acercó a la puerta lentamente para abrirla
despacio y confirmar que eran realmente ellos; algo que Snake
consideró innecesario ya que les habían visto descender a la base
por las cámaras, pero Luigi siempre había sido así de asustadizo,
al menos desde que le conocen.
Elyze
entró silenciosa en la habitación mientras que al elfo no pareció
importarle encontrarse entre desconocidos; más bien se podría decir
que le daba un poco igual a pesar de la suerte que había tenido con
el improvisado rescate.
-
¿Dónde está Jak? ¿No han podido liberarle? - preguntó Tecno nada
más ver a Elyze entrando.
-
Mala suerte – contestó Snake, que no dejaba de mirar atentamente a
los monitores – parece que no va a ser posible rescatarle ahora
mismo. Tendrá que esperar un poco a que iniciemos nuestro ataque
contra CIPHER esta noche.
-
Esto...¿un ataque? - dijo el elfo, que hasta ahora no había abierto
la boca.
Todos
se giraron para contemplarle, por las pintas nadie diría que
pertenece al Distrito Tecnológico, pues su atuendo era algo más
antiguo; llevaba una capucha echada a los hombros y un peto de cuero,
un par de brazaletes cubrían sus brazos y manos y las botas que
calzaba recordaban a las de un cazador.
-
Has tenido mucha suerte, no pensaba incluirte en el menú de rescate
– dijo Snake dirigiéndole la mirada a su nuevo inquilino – estás
en la base rebelde “Avalancha”, que pretende acabar con la
existencia de CIPHER S.A., y conseguir el artefacto para liberarnos
del destino de este mundo. ¿Aceptas el desafío?
Una
sonrisa fina como el filo de una navaja curvó los labios del elfo;
parecía encantado con la idea; mientras que Elyze estaba un poco más
confusa que antes.
-
Perdone pero, ¿podría ser más claro, por favor? No acabo de
entender bien sus intenciones.
-
Claro, ¿por qué no? Sentaos, os repetiré lo que le he dicho aquí
al señor bombas – dijo Snake con sorna; se le notaba algo cansado,
de modo que su explicación fue más breve que la ofrecida a Tecno
pero igual de reveladora.
Todos
parecieron entenderlo bien; Tecno ya estaba de acuerdo con la idea, y
a Elyze no le importó en absoluto colaborar con “Avalancha”; si
era para ayudar a los demás estaría dispuesta a arrimar el hombro.
-
¿Y tú, nuevo? Dí al menos cómo te llamas – dijo Snake
dirigiéndose al elfo.
-
Alhem – acompañó el nombre con un gesto de la mano a modo de
saludo – No me parecen malas vuestras intenciones; y la verdad es
que después del trato que he recibido por su parte no me importaría
enseñarles un par de cosas.....
¡PLOM!
Un nuevo golpe sonó en la habitación del almacén; Luigi se echó a
temblar temeroso de que pudiera tratarse de los soldados de CIPHER,
pero el resto simplemente estaba extrañados; todos salvo Snake, que
sabía perfectamente de quién se trataba.
-
Estoooo, ¿podría alguien abrirme la puerta? Tengo las manos un poco
llenas – una voz joven resonó desde el otro lado; una voz que
tranquilizó de golpe los nervios de Luigi, que soltó un suspiro de
alivio.
Elyze
se levantó de su asiento y abrió la puerta despacio como
comprobando que era de fiar.
-
¡Hola! - dijo el muchacho sonriendo
– Gracias por abrirme; esto pesa lo suyo, ¿sabes?
La
persona que acababa de entrar resultó ser aquél chaval encapuchado
que estaba pidiendo limosna en la acera, el mismo que le había
guiñado un ojo a Jak y Elyze; ahora que se había retirado la
capucha sus rasgos se percibían mucho mejor a pesar de la tenue luz
que iluminaba la sala.
Tenía
los ojos azules como el mar, cejas finas y
pelo castaño claro, el cual resaltaba notablemente por la forma en
la que estaba peinado; un par de largos flequillos caían hacia
delante mientras que el resto de pelo respetaba su forma de cresta. A
ambos lados de la cabeza éste había sido rapado al 2 pero se
convertía en una corta melena conforme se iba alejando.
Pero
lo que más llamó la atención de la muchacha fue lo que llevaba en
las manos: había traído su alabarda junto con las armas de aquél
elfo.......Alhem se llamaba.
-
¿Contenta? Eres un nuevo fichaje, ¿no? Encantado, me llamo Demyx –
tendió una mano a Elyze sin parar de sonreír mientras colocaba las
armas en la mesa. Alhem recuperó las suyas tan rápido que pareció
que nunca habían tocado la madera; se trataba de un nunchaku y 5
finas agujas.
-
¿Has podido salvar a la bestia? - preguntó Snake, su expresión
permaneció tan seria como
antes de que entrara.
-
Lo siento Snake; se lo llevaron antes de que pudiera hacer nada –
dijo al tiempo que se echaba pesadamente en uno de los sofás con
aire de cansancio; parecía no tener intención de moverse de allí
en un buen rato.
Elyze
recuperó su asiento mientras observaba su preciada alabarda, una de
las cosas que siempre le ha acompañado desde que.....¡desde que
puede recordar! Luego se volvió hacia Demyx y le sonrió agradecida
por haberla recuperado, gesto que fue devuelto con la misma
intensidad o más si cabe.
Snake
maldijo al aire lamentando la decisión de haber elegido al
“guaperas” como encargado de reclutar a Tecno (y a sus nuevos
amigos). El golpe que propinó en la mesa hizo que Luigi se
sobresaltara un poco por la sorpresa de su acción.
-
Está bien, la próxima vez me lo pensaré 2 veces antes de
encargarle algo a ese creído – concluyó él – Bueno,
parece que al fin y al cabo sirves para algo más que para calentar
el asiento Demyx.
-
¡Hey, no es que sea vago! Es que simplemente no me apetece hacer las
cosas – replicó aún sonriendo – Además, incluso he conseguido
algo de dinero tocando el sitar. No puedes quejarte de mí esta vez.
Las
monedas chocaron entre sí cuando Demyx agitó en el aire la bolsa
que las contenía, satisfecho por su actuación. Realmente se podía
decir que hoy había hecho un buen trabajo; había rescatado a más
de la mitad del grupo que iban a llevarse a la sede central,
consiguió recuperar sus armas y para coronarlo él mismo había
apañado lo que podría ser su sueldo con unos cuantos guiles.
-
Vale, no las agites así o puede que alguien te las robe – dijo
Alhem, que no podía apartar la vista de la bolsa – pero, en mi
opinión, podrías haber conseguido muchos más guiles si hubieras
mantenido la boca cerrada. ¿Tú te oyes cuando cantas?
Demyx
rompió a reír por toda respuesta, algo que extrañó un poco a
Alhem ya que su comentario iba más como insulto que como broma, y se
guardó de nuevo la bolsa en su gabardina negra. Parecía
que nada le iba a hacer cambiar su buen humor, y era contagioso
porque hasta Luigi se había animado un poco.
-
Bueno, aunque aún falta uno de nuestros “aliados” - hizo el
gesto con los dedos refiriéndose al guaperas – y el otro está
durmiendo ahora mismo tras una larga guardia; empezaré a contaros el
plan que hemos ideado para infiltrarnos en CIPHER y conseguir el
artefacto que custodian.
Todos
se pegaron más a la mesa, salvo Demyx que ya se conocía el plan de
sobra, y prestaron especial atención a los papeles que había
desperdigados por su superficie antes de que Snake los cogiera y
ordenara todos para que la explicación se entendiera
perfectamente.....
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