Las
5 de la mañana.....estaba todo tan tranquilo que nadie diría que en
cuanto dieran la señal todos se levantarían. Demyx admiraba la
calidad y brillo de lo que ahora consideraba como su corazón, el
color celeste de su instrumento tililaba bajo la tenue luz artificial
con la que una pequeña bombilla bañaba la estancia.
Su
insomnio no le permitía dormir, por lo que siempre intentaba planear
algo que hacer durante las largas noches con
el fin de no pensar en las malas sensaciones que encerraba en su
interior, pero al final
esa voz odiosa en su cabeza le hacía desechar la idea cada vez que
le preguntaba: “¿Para qué lo vas a hacer? ¿Conseguirás algo
bueno con eso?”
De
modo que, en lugar de hacer lo que tenía planeado, se entretenía
observando a Squall cuando éste, rendido, caía en su mundo onírico
arropado por los cálidos brazos del sueño, capaces de llevarle a un
lugar maravilloso estuviera donde estuviera. Esta vez tardó menos
tiempo en dormirse que las anteriores noches, según tenía apuntado
Demyx, pero el resultado siempre era el mismo.
Su
respiración sonaba tan tranquila que relajaba
a todo aquél que la escuchara, realmente parecía
que nada podría traerle a la realidad; el
rostro de Squall reflejaba la inocencia en estado puro, nadie podría
tacharle de borde o asocial si le estuvieran viendo ahora mismo.
El
hecho de observarle
causaba una involuntaria envidia por parte de Demyx.....realmente
habría dado lo que fuera por ser una “persona” de nuevo. No
podía parar de imaginarse lo que podría estar pasando en la mente
de Squall; ¿qué sería? ¿Estaría en su mundo real ahora mismo y
no lo recordaría cuando despertase? ¿O estaba con alguien especial?
El rostro inexpresivo de su compañero no le daba ninguna pista de
que así fuera, lo que dificultaba las cosas.
Soltando
un suspiro, se dejó caer de nuevo en el sofá al tiempo que hacía
desaparecer entre burbujas
su querido sitar; una
profunda tristeza comenzó a invadir su mente, tal era la fuerza de
su oscuridad interior que
no pudo contener las
silenciosas lágrimas, que ahora corrían libres por sus
mejillas......total, ¿qué más daba? No había nadie allí que
pudiera verle llorar, y el único que podría hacerlo se encontraba
en un lugar inaccesible para él.
¿Por
qué le había tocado a él sufrir de esa manera? Desde que puso los
pies en el Distrito Tecnológico todo fue de mal en peor; tuvo la
mala suerte de aparecer en la sede central de CIPHER, donde el
científico del lugar le escogió como el siguiente de sus
especímenes para comprobar si podía sacar provecho de él sin
siquiera darle una oportunidad para negarse o escapar.
Según
le contó aquél hombre, fue sometido a una serie de horribles
experimentos y, en uno de ellos, tuvo la desgracia de perder la vida.
Aunque no es capaz de recordar nada de lo que pasó durante la
experimentación debido a que la muerte se cobra los recuerdos del
fallecido en aquél mundo, sí que es capaz de recordar el artilugio
que le quitó la vida; el dolor de la muerte cerrando tus ojos era
tan fuerte que nadie podía librarse de su recuerdo aún habiendo
muerto. Era el único vestigio que quedaba de la vida anterior cuando uno moría.
Minutos
después, despertó en aquella mesa de metal, ahora manchada con su
sangre, al igual que toda su ropa; podía recordar lo mal que empezó
a sentirse en ese momento, no paraba de tocarse el lado izquierdo del
torso “Algo falta.....me falla algo aquí......”
Tras
unas exhaustivas pruebas, el científico comentó sin ningún interés
que Demyx había perdido el corazón; se podría decir que ahora era
un muerto en vida. Demyx notaba que no tenía apetito ni le apetecía
dormir por las noches, algo
oscuro empezaba a apoderarse de su cuerpo...algo a lo que le tenía
un gran miedo. ¿Qué pasaría si algún día esa oscuridad salía de
su interior? ¿Cuánta gente tendría que sufrir por culpa de su
odio?
Debido
a que el científico comprobó que Demyx carecía de poderes, decidió
desecharlo y lo envió a los barrios bajos de Mute-City como si fuera
un simple desperdicio. Recordó entonces la desesperación que le
invadía, se sentía tan vacío que ya no sabía qué hacer; de modo
que decidió abandonarse sin importarle lo que le pasara.
Entones,
una pompa de agua comenzó a formarse delante de sus narices, ésta
descendió y se colocó entre sus manos mientras comenzaba a adoptar
una forma más alargada. El agua dejó paso a un bello sitar que
Demyx cogió lleno de curiosidad, maravillado ante su color y el
claro sonido que sus cuerdas emitían al tocarlas. Desde entonces
siempre lo ha interpretado como el corazón que le arrebataron.
Demyx
cerró los ojos al recordar aquello mientras esbozaba una leve
sonrisa, aunque no sintió felicidad, ya que la falta de corazón se
lo impedía, sí que se sintió mucho mejor; como si aquél sitar
tuviera el poder de aplacar momentáneamente la oscuridad de su
interior. Se secó las lágrimas con el dorso de la mano derecha y
la llevó a su pecho como hacía siempre que nadie le veía.
-
Algún día te recuperaré.....algún día.....volverás a tu lugar –
se dijo susurrando para consolarse.
Poco
después de acabar de autoanimarse, el móvil que estaba en la mesa
comenzó a vibrar con la intensidad suficiente como para sacar a
Squall de sus sueños, que se despertó de un sobresalto mirando algo
confuso la estancia.
Demyx
contestó rápidamente.
-
Hola preciosa, has tardado en llamar. ¿No me echabas de menos? -
añadió con una falsa pero creíble sonrisa en sus labios.
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